Hace un par de años que me llamaron de Madrid para hacerme una entrevista. El periodista que me visitó fue encantador y pasamos una mañana muy agradable. Me entrevistó y me envió esta prueba de la entrevista por si deseaba corregir algo... Y hasta hoy. Nunca supe más. ••• Hablamos por teléfono y me pareció un tipo entrañable –ya estaba avisado de que lo era, pero siempre dudo hasta poder comprobarlo–. La voz un poco oscura, como acatarrada, me invitó a visitarle en su imprenta y no dudé en aceptar su invitación. Concertamos fecha y hora, y ése fue el punto de partida para empaparme de sus escritos y de sus cosas con el fin de llevar preparada una entrevista que no le decepcionase a él y que me colmase a mí. Pasaron los días y juro que, a medida que leía, me iba dando cuenta de que no tendría tiempo suficiente, pues LF es un escritor poliédrico, indefinible y cambiante al que no soy capaz de ubicar en un estilo, en una forma o en una tradición. Leía y leía, y los saltos al vacío eran co...