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Mostrando entradas de abril 27, 2008

Y ahora voy a fumarme otro cigarrito a tu salud, y va a saberme a gloria.

Hay un sentido de la posesión que no me gusta nada, porque lleva bajeza a su lado y contiene desprecio. Quien lo tiene, no es capaz de discernir sobre otra cosa que no sea lo suyo, sus sentimientos, sus cosas… y siempre en clave de afección –y también con una jodida carga de afectación– [es una posesión que confunde el puro egoísmo con el amor, pues incide consciente e inconscientemente en el que posee, otorgando solo ‘valor’ en la medida en que a él le afecta]. Existe sentimiento de amor o no existe [nunca hay menos amor o más amor] y existe un egoísmo que siempre se tramita en posesivo singular. Quien quiere de verdad nunca utiliza los artilugios de la cantidad, entre otras cosas porque no los necesita, y no los necesita porque sabe en lo más profundo que administrarlos junto al amor –me sigo refiriendo a los artilugios lingüísticos de cantidad– es ruin y te hace despreciable. Se quiere o no se quiere, y siempre con todas las consecuencias. Durante estos dos últimos días –tristes y d

Magdalena me ha dejado un día en blanco.

Magdalena me ha dejado un día en blanco porque su abrazo de madre eterna se ha hecho subterráneo para abarcarlo todo como una ausencia. Se fue en silencio, entornando sus ojos vegetales cuando la noche domaba las sombras y los hombres dormíamos el sueño común, cuando las farolas recogían las calles en su ámbar y eran los gatos noctívagos los únicos seres capaces de sentirla volar libre y discreta, ya fuera de su prisión pequeña y arrugada. Cuando llegamos a casa [su casa siempre fue nuestra casa, la de todos los suyos] azorados por la emoción y el sobresalto, Magdalena ya no estaba; solo la nave ajada que la llevó en la vida reposaba en el lecho como un poema escrito, un poema imperfecto y mortal, un poema bien hecho. El rito de la postmuerte comenzó con su extraño teatro… insultante informe de visita médica con valor de acta final [decía/dice: “Los familiares dicen que la paciente está fría”], requerimiento de un sarcedote que negó su presencia [pues si no hay agonía en la que hacer s

Tomaba mi desayuno...

Tomaba mi desayuno junto a Ricardo y Josema cuando apareció Braulio G. Noriega [T. S. Norio], como si nada, con un sobre blanco en la mano y su sonrisa eterna, con su paz de ángel como salido de las minas de carbón y dispuesto a echarse a volar sin más. Nos abrazamos fuerte y continuamos el rito del café con conversación de puesta al día. En el sobre traía el número 504 de “La última canana de Pancho Villa”, que bajo el título hermoso de “La compañía de Mimo Rodin vuelve a Salamanca” recoge un gozoso poema de Norio [que me dedica… mil gracias, amigo] y unas hermosas fotos realizadas por Belén Artuñedo sobre estatuas de Rodin. También me dejó la décima edición del diccionario cananero, realizado para entregar a la gente del Encuentro de Editores Independientes que se celebra este puente en Punta Umbría. Cambiamos cromos y bajamos a mi estudio para ordenar los días de ausencia con una mirada rápida a las cosas pendientes. Luego se fue. Le quiero yo a este tipo. ••• Hay un claroscuro en e

Bebe hasta saciarte.

El destino como infección o como escarcha, como discurso o cauce, como lumbre, como una calle estrecha que acaba vomitando en una plaza abierta que no entra en los ojos. El destino como tabaco rubio y charcos, como fascinación o isla, como norte o desnorte inestable, como barca. Solo un puñado de suicidas podrán sobrevivir a sus cláusulas. Y en los “Tristes” de Ovidio la musa licenciosa ya no sabe turbar porque se vuelve hostil, y hay una perplejidad que zarandea mientras se cierran las puertas de la muerte y no quedan poemas en un metro patrio, pues el talento se agota. ¿Qué puede ser lo fallido?… La imprenta abre su boca y la penetro con los hombros caídos. Las máquinas del fondo me saludan y gestionan la tinta en su herrería. Me detengo en el entreluz y miro sobre el ruido [tipiclac, tipiclac, tipiclac, tipiclac] como buscando un resquicio de luz. Se está bruzando y huele a gasolina reciente. No tengo demasiado que hacer y me dedico a tocar toda la cacharrería: los tipos grandes de

Vaya día.

La vida es lo que está pasando, y el resto es muerte o inexistencia. Sí, justo lo que está pasando, porque las palabras de ayer ya tienen su túmulo y sus flores secas, y la idea que las trajo está trágicamente tendida, sin aire que respirar. Y también los textos de los muertos son también muerte, una muerte que solo es capaz de hacerse vida si nos propicia un hoy, y ese hoy es distinto a lo muerto. El día no me ha salido demasiado bien trazado, pues el curro está cabrón como nunca y cuando la cosa está así, afloran los verdaderos rostros de la gente, las caras feas y agresivas, la falta de comprensión y la exigencia, la traición y las dudas hechas bajeza. Y yo ya voy mayor como para que esto me afecte demasiado, y más cuando no tengo soluciones posibles, entre otras cosas porque el problema no lo he generado yo, y tampoco mi entorno cercano, sino que llega por un añadido económico/social en el que tienen mucho que ver los políticos, los banqueros, los grandes de la pela y esa moda fru-

Miradas*

Mírame andar, que ayer me falló la rodilla y me fui al suelo. Estoy empezando a pagar mis 29 años de basket y todas las tensiones estúpidas a las que sometí a mi cuerpo, pero me lo pasé de puta madre. Mírame andar sin que te vea, y notarás cómo me he puesto viejo, cómo mis hombros caen y mis pies arrastran, pero me lo pasé de puta madre. Mírame andar sin que te vea y sin que te sienta, y verás como migran los pájaros, cómo la luna busca un desfase entre nubes, cómo la orilla del otro lado se acerca poco a poco, cómo la carne crepita y huele, cómo no importa lo que fue y sí lo que haya de venir… Mírame y piensa en una noche de alimañas y espíritus, en una controversia y en un absurdo, en el rastro del animal herido, en la feria incendiada de luces y un hombre solo, en la costra que protege la herida, en el pañuelo blanco… o, si quieres, mejor mírame con deseo, aunque me quede poco que ofrecer, o con ganas de morderme el muslo, o con incontinencia por hacerme la boca nueva… me da lo mism

Sobre la piratería y las descargas ilegales.

Quiero recoger aquí un texto que ha dejado mi hermanito Paco Ortega en su Myspace, y lo dejo para que corra y se lea, para que quede patente, para que duela y para que, si es posible, se haga algo por descubrir a esos émulos de la cultura del ladrillo en la música. "En mi opinión, la situación de crisis que vive la industria de la música no solo es consecuencia de la piratería y de las descargas ilegales. Es más bien el resultado del saqueo al que, desde hace muchos años, nos vienen sometiendo otros "piratas" de los que nadie habla. El coste desmesurado e injusto de la promoción, los altísimos márgenes de algunos intermediarios, el poder de las radiofórmulas y el secuestro al que someten a artistas y obras... y unas compañías multinacionales serviles y sin imaginación. Yo estoy en contra de la piratería, pero no quiero que los verdaderos culpables de la situación se escondan detrás de las descargas ilegales. Creo que si a la gente, que sabe bien lo que quiere, se le da c