Había que reponer vestuario de urgencia y monté expedición a tierra helmántica con mis tarjetas de crédito afiladas ante el entusiasmo consumista y frenético de los míos. Me olvidé de la crisis cabrona por unas horas y de que este mes tampoco he podido pillar mis honorarios… y abrí el cuerno de la abundancia en el ambiente más jálogüin que yo haya visto nunca en la capital salmantina [la invasión yankee es un hecho consumado]. El primer golpe de realidad me lo di sin querer en el jodido plateresco de la plaza lanzarota… había feria del libro viejo y yo no podía disponer ni de un puto céntimo para darme el gustazo de pillar ejemplares golosos de ediciones antiguas… miré el montón de libros con hambre, y me quedé con unas ganas que aún no me han salido del vértigo del centro y se han hecho pequeño enfisema para sumarse al que se está trabajando el tabaco en mis pulmones. Pasé el mal trago como pude [me costó no cambiar mi iniciativa de compra de vestuario por el de adquisición de libros]...
Bitácora de Luis Felipe Comendador