Lectura poética en la Fundación Juan Ramón Jiménez (Moguer). Foto de Antonio Orihuela. Aires de blues van calentando el ambiente y me veo mayor y distante de demasiadas cosas. Ya no soy lo que era, aunque noto en la lengua que soy lo que fui, y las piernas se mueven al ritmo de la música negra como por ciencia infusa, y siento serpientes adentro [unas que me devoran y otras que me mudan la piel], y comulgo cerveza por salir del calor de alguna forma, y río como un chiquillo, y me alimento de chirimoyas, y siento que aún algo late por mi cuerpo… El mar es ahora la hierba verde que piso y debo mirar el sudor de la gente que se aburre en sus sarcófagos con piscina y mesita de jardín, y luego tirar por la borda la costumbre y buscar un crepúsculo rojizo donde hacerme manzana o pervertido. Si manzana, enrojecer al sol y buscar el mordisco de una boca encendida. Si pervertido, indagar mi desnudo y alumbrar con mi semen otro cuerpo, y salvarlo del tedio con el émbolo crema y la herida manando...
Bitácora de Luis Felipe Comendador