Hay cierta historia en la pereza física que me hace potente en el terreno del pensamiento. Cuanto menos camino, cuanto menos me muevo, cuanto menos salgo… siento con más intensidad el baile de las ideas en mi cabeza y me percibo más capaz en los terrenos de la indagación y la comprensión. Veo con admiración lejana cómo el amigo Antonio G. Turrión sale al campo con hambre y se trae el camino hasta las palabras, mezclando el bucolismo con la presentación serena de otras ideas con brillo y amasando la impresión del camino con la expresión ideológica o incluso con la mirada clarividente al mundo que excede al camino. Lo veo con admiración, sí, pero también me incomoda, pues la mayoría de las veces es como si me sobrase el paisaje para conseguir encontrar la intensidad de sus pensamientos, y entonces la lectura toma tintes complejos de explicar que la hacen algo tediosa a mis ojos. El caso es que me gusta mucho lo que escribe Antonio y siento cada día la necesidad urgente de entrar en su bl...
Bitácora de Luis Felipe Comendador