Llevo tres semanas dibujando como un níscalo, que no se me ocurre otro término mejor para esta fiebre traída de pronto por Huguito y para la que no conozco vacuna... tres semanas sin escribir una sola letra, sin pensar en otra cosa que no fuera el trazo grueso en la mano y en la cabeza, sin salir... tres semanas dobladino en mi silla de pintar como un herniado... tres semanotas buscándole el chiste a la crisis para intentar decirle al mundo todo lo que pienso sin palabras... tres semanas de altibajos mamones, de subidas gaseósicas y caídas en picado en este continuo que es campana de Gauss y escalera... y me siento muy bien a pesar de las bombas y del asestado silencio ajeno... muy bien, muy bien... De estas tres semanas han crecido ya cuarenta y siete dibujos cabrones (unos más que otros) de los ochenta que debo entregarle a mi amigo... y de pronto me encuentro como sin aire... y me digo: ‘a cambiar de palo y de pelo’, y retiro mi pluma y los lápices de la mesa para darle un...
Bitácora de Luis Felipe Comendador