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Mostrando entradas de noviembre 7, 2010

Dos alegrías por mi suerte

De pronto, sin esperarlo, me llegan mis ejemplares de dos hermosos proyectos en los que he participado, "La Wevera", dirigida por Caty, y "Palabras de Náufrago", de Segundo Santos Ediciones... y me siento muy feliz de poder formar parte de estas bellas historias de ese margen artístico que tanto me gusta. Gracias a quienes contaron conmigo en su día para estos trocitos de belleza.

Faldones Ratz y los mercados de futuros...

Es fácil dejarse estar sin querer ser consciente de lo que sucede, aislarse en una vida anodina y tirar adelante con los mimbres precisos que te aíslen de todo, mirar esa lujuria de oro de los príncipes de la Iglesia, cómo gastan y cómo hablan de dar mientras retienen, de conservar [que es de lo único que saben dar ejemplo, de conservar lo suyo]... Hoy, en mi singanas, le escuché a Ángel decir durante la comida: ‘cómo me gustaría estar ahí’, refiriéndose a los actos reconcelebrados del Papa en La Sagrada Familia... el mutis fue larguete, pues en casa ya nadie cree más que en esas verdades absolutas de ‘hay hambre’ o ‘no hay dinero’. Yo me dije a mí mismo: ‘pues no sé por qué no estás allí agarrándote a ese Cielo tuyo que tanto deseas, coño, que hay que echar el cuarto a espadas y el tiempo se va agotando’... y el Papa dominándolo todo, injiriéndose con sus discursos medievales en la vida social y política de un país democrático, fomentando un gasto enorme en tiempo de sequía y en un p

Este jodido miedo a olvidar...

Ayer por la tarde me pegó un bajonazo y me quedé quietino y como deslomao. En mi viaje de vuelta a Béjar desde Mérida, me había sucedido algo que me tuvo perplejo durante todo el día: viajaba de noche y estuve como veinticinco kilómetros de camino sin recordar cómo se ponía la luz larga del coche. Le daba a todos los botones, giraba y presionaba los mandos que salen como ramitas desde la base del volante, y el coche hacía de todo menos conectar la luz larga. Al llegar a casa dormí mal y me desperté temprano por esta jodida acumulación de mucosas que me ha traído el último catarro, así que enseguida me puse en marcha. Mi idea era trabajar un poco en el material para mi exposición, pero la cabeza no hacía más que darle vueltas al suceso de la luz larga [a veces me sale el Felipe obsesivo de otoño y me pongo insoportable]. Se lo comenté a Alberto mientras tomábamos café y me dijo que a él también le sucedían cosas similares algunas veces, y parece que eso me calmó un poco [uno de los valo