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Mostrando entradas de junio 29, 2008

Pasear la ciudad en gabardina.

Salir a la ciudad en gabardina y con un panamá cubriendo mi cabeza, poner mirada Humphrey y encenderme un cigarro mientras miro cómo sucede el día sobre el cuadro cambiante con estética de Eduardo Arroyo que es Béjar hoy en mis ojos. Salir así al calor sofocante que está hecho de intemperie y buscar asentimiento en mis ojos para lo que trajina en mi cabeza. El mar de coches encrespa su oleaje y hay bandera roja en las aceras junto a un miedo de ancianos que embarga y acojona. Y dormí solo en casa, porque es ya todo barro y gilipolleces, porque no existe opción para los tipos de mediana edad, como yo; porque tengo tres hijos medio abandonados a su suerte y un trabajo delicioso con una economía cabrona que me hunde, y un suegro de papel carbón que ‘necesita’ atención constante… ¡Vaya!, me fui del tema, lo siento. Salir a la ciudad y verla como un vientre, recién nacida y muerta, bulliciosa y sin un idioma posible, veraz en las esquinas con sombra y profundamente falsa en la luz. Y dibujo

Calor es lo que tengo.

Calor es lo que tengo, aunque no pueda darlo y busque un patio umbrío donde hacerme murciélago… un patio con un friso bizantino y una mujer sudando sobre mí, que no me importa más calor ya, ni en esas condiciones. Una mujer con bata de moaré que deje deslizar sus senos como lagartijas por el escote, con una braguita escueta que me ponga rinoceronte y triglicérido… una mujer que venga hasta mí con la cara feliz y casi sin fuerzas para llegarme, recién mojada y soltando gotitas desde el látigo de su cabello… pondría en el iPod “You are so beautiful”, de Joe Cocker [“Para mí eres preciosa… Todo lo que he esperado, todo lo que necesito…”], y buscaría el ritmo en sus caderas de cordón y camino. Calor es lo que tengo, un calor que no filtran los árboles, un calor de camisetas ajustadas que estrangulan. Tómame dentro de la nevera grande, que estoy en el lecho de los cubitos de hielo que ladran, que estoy bailando un vals y añorando paraguas.

Sabías que llegaría el día, viejo.

Sabías que llegaría el día, viejo, en que alguien te robaría tus históricas gafas Ray-Ban y tendrías que ir pensando en cambiar de imagen, y eso que fue de la mejor forma imaginada, aguardando a pillar una birra de litro en la cola del bareto cagón montado en el concierto de Bob Dylan. Te robaron uno de tus objetos más preciados cuando estabas cerquita del mito, pero no caíste en la cuenta hasta ayer, que las necesitaste como el comer por el exceso de luz del día. Y zas, fue decirlo y tu gente te pilló sin respirar unas lunettes de soleil de la misma marca, pero con cierto toque road movie que te da un punto algo más freaky… y que con ellas te embolsaste en tu camiseta “Bob Dylan & his Band lives european summer tour 2008” [regalito de Adrián] y saliste como un viejo rockero a patear las calles, a tomarlas casí desde la nueva mirada. Así no pareces tan mayor, viejo F., ni tan antiguo. Te despediste de los cernícalos, que prosperan a pasos grandes y andan perdiendo el plumón, y silb

Estoy de encuentros literarios

XI-Xº ENCUENTRO DE POETAS EN MOGUER: poesía y capitalismo 9, 10, 11 y 12 Julio de 2008 Fundación Juan Ramón Jiménez [Moguer] Programa MIERCOLES 9 19’30. En la Fundación Zenobia y Juan Ramón: Salutación de las autoridades y presentación del IX-Xº ENCUENTRO DE POETAS EN MOGUER: poesía y capitalismo 20’00. En la Fundación Zenobia y Juan Ramón: Francisco José Nocete Peramo - Carmen Cordero Márquez – Francisco Manuel Reyes García - Javier Callejo – Pablo J. Fernández- Santiago Aguaded. 23’30. Poesía en la Peña: Ramón Ruiz – Juan Delgado Lepe- Antonio R. Caballero - José Manuel Alfaro Márquez– Juan Carlos de Lara - Diego Ropero Regidor JUEVES 10 19’00. En la Fundación Zenobia y Juan Ramón: Juan Antonio Mora - Rafael Peralto – Carmen Peralto - Antonio Gómez - Antonio Ramírez Almanza – Francisco Peralto 20’30. Noche en la Peña: Laura Garrido & Antonio R. Caballero. 23’30. Poesía en la Peña: Ausiàs Navarro Millet- Jocelyn Pantoja - Juan Pardo Vidal - Begoña Abad de la Parte - Matías Esc

El calor hace flacas las miradas.

El calor hace flacas las miradas y engorda el pensamiento. Casi todo sobra, pero no todo. La hierba supo hoy del desinhibido y también los bedeles del centro de salud, y la Hilaria con su bolso viejo de plástico acharolado, y los cuatro bares de la Plaza Mayor, y el cura párroco motero, y la guripería municipala [saludos a Alfonso, que sé que pasa por aquí de cuando en vez], y El Manzanita de boina y bastón, y la madre y la hija sentadas frente a la carnicería en sus sillinas chicas, y la ciempieses cocoricó con pamela, y el manirroto atún con su ventresca, y la Aurorina pequeñina, y el librero cabreao, y la droguera galáctica de abajo… todos supieron del jodido desinhibido con su zurrón moderno al hombro y con su barba empezada, con su patizambeo tejano y su risota beoda, con su mirada entre ida y venida. A los pirulos les trastoca el sol… pues no te digo que ahora se sacan sus sillas de terraza a los soportales y se ponen a comer pipas de calabaza y a birrear como mamoncetes entre ri

Que ya se me pasó la morrionera.

Bah, que ya se me pasó la morrionera y vuelvo a querer a Bob Dylan como siempre, que a un padre espiritual hay que perdonarle los días delgadinos y cacagüeses, porque si no uno no sería ni un buen hijo espiritual ni una buena persona. Na, que me escuché de un tirón el “No Direection Home””, de 2005”; el “Love and Theft”, de 2001; el “Desire”, de 1976 y el “Patt Garrett & Billy the Kid”, de 1973, y que me puse morrionete y me deshice en ese ‘Tú sí que eres grande, Bob’ que se me viene a la boca con cada una de las audiciones tranquilitas que hago de su música [que es mi música]. Bob me trae siempre los días rebeldes [aquellos días perdidos y maravillosos] en la aldeína de Llueves durmiendo bajo una manta con tres colegas, las jornadas de protesta en el faro de Ribadesella o en las amarillas calles helmánticas, el no querer pensar como mis padres y quererlos a muerte, el rular del porrete de medianoche con sus risas cosidas, el hambre de mujer con amor libre a cuestas y las noches de

Yo creo que Bob no estuvo en Hoyos.

Anduvo Bobi Dy entre delgadino y cacagüé en el paraje incomparable de Hoyos del Espino. Me dio que no se acordaba el tipo de sus canciones [apenas se reconocían algunos de sus temas míticos en una frase musical o en una caída de voz] y, para colmo, se puso al fondo del escenario y casi de espaldas al público… ¿y su banda?… más parecía una banda de ladrones que un grupo curtido en el rock/country norteamericano [lo habrían hecho mejor cuatro pateranos de Trinidad-Tobago]. En fin, una mierda pinchá en un palo que no le quita ni un puntito de valor a toda la discografía del perico, pero que le deja en bragorrias ante los que, como yo, crecimos y nos desarrollamos en ese sonido y en esa estética. ¡Que le den bien por el culo a Bobi Dy… y que viva Bob Dylan, coño! Por decir algo bueno del zorolo cantor, pues que le queda aún esa voz ronca con caída final que siempre me pareció una delicia para mis oídos. Y si a todo esto le añadimos que el cacagüé venía rodeado de matones que perseguían con