Foto de hoy en el Palacio Ducal. Me tocó hacer parte de la cena de Nochevieja y me he dejado las manos pelando langostinos [me escuecen los papillos de los dedos como si tuvieran vida propia]. Mi parte consistió en cocinar unas gambas al ajillo con cayena y un coctel de mariscos con salsa rosa para once personas, en el que confieso que se me fue la mano con la salsa rosa [aunque se lo comieron todo... menos mi Gui, que es un tipo inteligente]... y de ahí mi noche de Valpurgis [no sé si la de los demás] llena de vueltas en la cama, pesadillas, despertares con sobresalto y un vómito final que me tiene con la boca reseca y el cuerpo fláccido [debo reconocer que también me puse fino a ensalada de frutas, mousse de limón, uvas -jodidas uvas-, turrón y bebedizos varios]. El resumen es que comienzo el año con un concierto estomacal ciertamente interesante, con las manos de purito ecce homo y con el cuerpo como apaleadito y con una tisana reciente y calentita intentando arreglar lo que no ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador