Celebré la entrañable onomástica de la República Española cenando con cuatro amigos en la bodeguita de mi socio Ricardo: Risotto de hongos, guisado de langostinos, codorniz rellena de trufa, buen paté y postre delicioso… Café, copillas y una partidita de póker de las de antaño [hacía la friolera de veintitantos años que no jugaba una partidita de póker]. Y disfruté como un crío chico con mi ratito de gloria [un póker de damas] y mi hundimiento Titanic con un jodido full de sietes y reyes… Una noche perfecta con unos colegas majos de verdad, con conversación chula y con mi abuelo Felipe en la memoria [disfruté por ti, abuelo]. Nos retiramos a eso de las 05:30 de la madrugada con cierto dolor de cabeza por el tabaco consumido y esa copilla de más que pone clin y ardores. No me gustan demasiado estas salidas de mi norma diaria, pero ayer/hoy lo pasé francamente bien. Gracias, Ricardito. (18:05 horas) Hoy, antes de comer, como una obligación civil y familiar, realicé el rito de la tribu [d...
Bitácora de Luis Felipe Comendador