Cuando salí de la ducha esta mañana, mi gente [un amor entero] me había preparado un desayuno sorpresa: mi leche fría chocolateada, raquetitas italianas recién hechas, una cajita de trufas frías de nata y el portátil delante con ‘2046’, de Wong Kar Wai, en fase de títulos [recién comenzando, que se dice por ahí]. Junto a esa delicia estaban ellos, los cuatro, expectantes por ver mi cara de sorpresa… mis hijos con un Zippo plateado que llevaré siempre, Mª Ángeles con su divino acopio de ropa nueva y una sonrisa especial, Mª Ángeles Jr. con un cigarro manchado de carmín y un texto muy adecuado a mi estado [‘… siempre le gustaron los bares de carretera.’] y un viejo posavasos de ‘TeDeum’, Guillermo con un dibujote de Ciclonic cuchillero enmarcado por un hermosísimo ‘¡Feliz cumpleaños!’ y Felipe deshaciéndose en abrazos y besos, casi sin resuello por haber ido corriendo a comprar las raquetitas recientes. Los quiero mucho. Y yo me quedé con carita de zangolotino mirándolos a ellos con cara...
Bitácora de Luis Felipe Comendador