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Mostrando entradas de diciembre 2, 2007

Cinco de diez.

Cuando salí de la ducha esta mañana, mi gente [un amor entero] me había preparado un desayuno sorpresa: mi leche fría chocolateada, raquetitas italianas recién hechas, una cajita de trufas frías de nata y el portátil delante con ‘2046’, de Wong Kar Wai, en fase de títulos [recién comenzando, que se dice por ahí]. Junto a esa delicia estaban ellos, los cuatro, expectantes por ver mi cara de sorpresa… mis hijos con un Zippo plateado que llevaré siempre, Mª Ángeles con su divino acopio de ropa nueva y una sonrisa especial, Mª Ángeles Jr. con un cigarro manchado de carmín y un texto muy adecuado a mi estado [‘… siempre le gustaron los bares de carretera.’] y un viejo posavasos de ‘TeDeum’, Guillermo con un dibujote de Ciclonic cuchillero enmarcado por un hermosísimo ‘¡Feliz cumpleaños!’ y Felipe deshaciéndose en abrazos y besos, casi sin resuello por haber ido corriendo a comprar las raquetitas recientes. Los quiero mucho. Y yo me quedé con carita de zangolotino mirándolos a ellos con cara

Una esquinita para Belén.

CINCO VECES DIEZ [último poema antes de los cincuenta] Aún debo existir en esta tartamuda gramática de huesos sin otro protocolo que lavarme las manos y utilizar el peine para rimar cabellos Aún debo existir porque hay una intemperie a la que salir desnudo y una obsesión de párpados para guardar los ojos Aún debo existir porque hay raptos pendientes y mi madre cocina para mí los domingos porque hay amputaciones que debo realizarme y una circuncisión que libere mi sexo Aún debo existir para escupir al héroe cuando pasee ufano por mi calle hemorrágica para desabrazarme de las cruces que llevo y saber dónde quedan con quién cómo Aún debo existir porque me aguarda el método la lengua y un extraño sabor a amanecida porque aún queda tabaco en la guantera y hay ojales que no se abotonaron Aún debo existir a pesar de que oiga el crujir de mi piel al arrugarse y aún queden doce tigres para morder mi sombra a pesar del telón y la tosca cuchilla que rebaja mi barba Aún debo existir pues no sé exa

Savonarólica compartida

Visita rechula de Pedro y Javier con proyectos sugerentes y expositivos, con conversación tranquila y entusiasmada, con palabras sobre arte y literatura, con paseo fotero por el final de otoño bejarano, con visita a los coleguillas de La Casa de la Sal, con comidita en Bar Tolo [calamares de tierra y tostoncito asado], con copilla de ron rechulo y Caribe… mucha complicidad también y cosas por hacer juntos. Quedé encantado con su visita. Gracias, amigos. Y luego botellita ‘Havana Club Añejo Especial’ de agradecimiento del cubanito al que hemos conseguido los papeles, y sonrisa entre feliz y temerosa, y ganas de comerse el mundo en la cara… Vuelvo a sentir satisfacción por mi existencia, vuelvo a sentirme útil y a encontrarle un poco de sentido a la cosa de vivir y trabajar por un mundo abierto y sin fronteras. Y reluego visita del hermano de José Luis Majada junto a mis cuñados Antonio y Nena, con mirada especial a mis cosas mientras en mi cabeza bullía el recuerdo de que José Luis fue

No soy un gran lector.

No soy un gran lector como, por ejemplo, Antonio G. Turrión o mi amigo Braulio García Noriega, pero no puedo negar que le echo algunas horas diarias a la lectura, fundamentalmente de noche y los fines de semana. Lo que sí puedo afirmar es que soy un lector heterodoxo que no le hago asco a casi nada en un principio, pero que suelo tener muy claro a los cinco minutos de lectura si quiero seguir o abandono. Con el tiempo he llegado a la conclusión de que no me interesa nada la novela y muy poquito el cuento [apenas abro libros de estos palos], que me apasionan los diarios de escritores, que braceo sin demasiada soltura [pero con mucho ánimo] en la filosofía antigua y moderna, que me encantan los ensayos sobre Arte y que leo toda la poesía que cae en mis manos [la poesía tiene la ventaja de que se puede leer en tapitas o de tirón y, lo haga como lo haga, siempre logro encontrar intensidad lectora… me basta un receso en el trabajo para abrir un libro y leer un par de poemas]. Soy, por costu

Anoche huí.

Anoche huí pronto de mi fiesta y dejé a mis colegas a su aire para dedicar un par de horas a leer al venezolano Josu Landa, exactamente el largo poema ‘Treno a la mujer que se fue con el tiempo’, dedicado a Berta S. Zacatecas [… te tientas fuera del martirio de la densidad / ya no serás la hoja madura sumida en un otoño imprevisto / tampoco el miedo rancio del animal expiatorio / y sí ciertos acentos de un frenesí un tanto quedo todavía…]… y a Julio Eutiquio Sarabia [‘De esta rama en vilo / descenderá la prole hacia dos patios / y hablará la lengua brillante de la urbe…’]. Me apetecía mucho más la poesía que la fiesta y supe tomar la decisión que quería tomar a pesar de la insistencia de mis amigos. Luego até a mi memoria un día más, un día de ‘Moët &Chandon’ y de ‘Ondarre’ del 2001, un día normal por lo corriente y minusválido por lo hecho. Otro jodido día más sin enganchar el don de la ebriedad ni aún bebiendo [Claudio andará sonriendo en su melopea celeste]. Y hoy, pegado al cur

Camino hacia el no.

Hoy comienzo mi camino hacia el no con una pequeña fiesta para mis amigos. Empezaré a concelebrar mis cincuenta años con cinco días de antelación, y no sé si beber hasta deshacerme, comer hasta estallar o fumarme hasta no sentir más que esas lucecitas volátiles y hermosas… y todo sin haber aprendido aún a reconocer mis propios límites, sin haber conocido un Dios que no sea yo mismo, sin haberle dado medida exacta a mi escepticismo, sin haber perdido del todo mi ingenuidad [aunque casi], sin haber madurado objetivamente, sin haber conseguido tomar una postura libertaria de vida, sin haber servido para algo concreto o abstracto, con cierta fatiga y con el cuerpo lleno de señales [benditas señales], con amor por lo menos… y también con deseo, con mucho deseo. He sido apasionado siempre, y aún lo sigo siendo, y por ello me felicito y sonrío, porque he vivido con intensidad y pienso perseverar en seguir viviendo así, aunque ahora mi intensidad sea de palabras. De FUMADORAS

Correr con un croissant en la mano.

Me levanté animoso esta mañana y la primera mirada al paisaje me puso mejor todavía. Una niebla mágica y espesa estaba entrando poco a poco en la ciudad por el sur, se comía lentamente el puente gigantesco que da entrada a Béjar por aquel lugar. Bebí mi leche matinal [chocolateada, por supuesto] totalmente acelerado, tomé mi cámara y volé con un croissant en la mano hasta la muralla para ver si llegaba a conseguir algunas tomas de esa niebla magnífica… y lo logré. Más de setenta imágenes quedaron archivadas en la memoria de mi cámara y me acerqué hasta mi estudio para procesarlas y descubrirlas. No quedó un mal trabajo. Luego volví a mi cuadro nuevo [ayer lo empecé con auténtico frenesí], un retrato femenino de 1,20 x 0,70 metros que me he empeñado en realizar tomándome tiempo e intentando salirme de mi jodida prisa por todo [también hacer este retrato me tiene de muy buen humor]. Ando ahora en fase de manchas, trabajando solo con negros, cremas y celestes; y quiero que sea el retrato