Anoche huí pronto de mi fiesta y dejé a mis colegas a su aire para dedicar un par de horas a leer al venezolano Josu Landa, exactamente el largo poema ‘Treno a la mujer que se fue con el tiempo’, dedicado a Berta S. Zacatecas [… te tientas fuera del martirio de la densidad / ya no serás la hoja madura sumida en un otoño imprevisto / tampoco el miedo rancio del animal expiatorio / y sí ciertos acentos de un frenesí un tanto quedo todavía…]… y a Julio Eutiquio Sarabia [‘De esta rama en vilo / descenderá la prole hacia dos patios / y hablará la lengua brillante de la urbe…’]. Me apetecía mucho más la poesía que la fiesta y supe tomar la decisión que quería tomar a pesar de la insistencia de mis amigos.
Luego até a mi memoria un día más, un día de ‘Moët &Chandon’ y de ‘Ondarre’ del 2001, un día normal por lo corriente y minusválido por lo hecho. Otro jodido día más sin enganchar el don de la ebriedad ni aún bebiendo [Claudio andará sonriendo en su melopea celeste].
Y hoy, pegado al curro, vino Marina por asuntos ‘casinos’ y me dijo que me lee, y que tengo días buenos y otros raros de cojones… luego me dijo Paquito: ‘a Marina no le gusta cómo escribes…’, y se quedó así la cosa a pesar de que Paco no diferencia muy bien entre el ‘qué’ y el ‘cómo’… y a mí no me apetece nada enseñárselo. Luego, el día fue perro y me ha dejado un agudo dolor en la parte alta de esa ‘T’ caída que es mi espalda [casi siete jodidas horas de pegar carpetillas con el tronco doblado].
Pero no estoy mal, pues me queda por leer a Mario Montalbetti, a Roberto Appratto y a Laura Solórzano… que prometen momentos divinos de esa poesía que no sé hacer yo, pero de la que gozo como un enamorado.
En casa todo era caos al fin y al cabo.
Luego até a mi memoria un día más, un día de ‘Moët &Chandon’ y de ‘Ondarre’ del 2001, un día normal por lo corriente y minusválido por lo hecho. Otro jodido día más sin enganchar el don de la ebriedad ni aún bebiendo [Claudio andará sonriendo en su melopea celeste].
Y hoy, pegado al curro, vino Marina por asuntos ‘casinos’ y me dijo que me lee, y que tengo días buenos y otros raros de cojones… luego me dijo Paquito: ‘a Marina no le gusta cómo escribes…’, y se quedó así la cosa a pesar de que Paco no diferencia muy bien entre el ‘qué’ y el ‘cómo’… y a mí no me apetece nada enseñárselo. Luego, el día fue perro y me ha dejado un agudo dolor en la parte alta de esa ‘T’ caída que es mi espalda [casi siete jodidas horas de pegar carpetillas con el tronco doblado].
Pero no estoy mal, pues me queda por leer a Mario Montalbetti, a Roberto Appratto y a Laura Solórzano… que prometen momentos divinos de esa poesía que no sé hacer yo, pero de la que gozo como un enamorado.
En casa todo era caos al fin y al cabo.
De FUMADORAS |
Cuantas horas lees al día?, cuantos años con cuantas horas,llevas leyendo?, tengo curiosidad, necesitas algún sitio especial para leer, (si, oscuro con una sola luz).Es tu momento de alimento diario. Verdad.
ResponderEliminarMi queridísimo Luis, con tu aire desgarbado, esos ojos pícaros que sólo miran y lo dicen todo, con nuestras sonrisas cómplices, compartiendo tantos años y entendimientos. Creo que en realidad hablé de que había noches en que el parto te salía complicado y, quizá el bebé no llorase a tiempo (esto lo digo ahora). Paco, primario y entrañable, que diga lo que quiera, yo le seguiré queriendo igual.
ResponderEliminarUn beso por cada año que hayas cumplido y parido.
Marina