La palabra es una realidad aparte de la realidad, pues le da forma y la deforma a la vez [a la realidad, coño]… Yo, que ya he visto morir a amigos y enemigos, que he sabido cómo se suma y he aprendido a empujones cómo se resta, que he amado y odiado [aún amo y odio], que he estado al lado del éxito de verdaderos zotes y del triste fracaso de tipos valiosos, que no sé ser padre y ya casi ni lo intento, que le tengo miedo al dolor por encima de todas las cosas [al de adentro sobre todo], que he deseado intensamente y me he dejado llevar por la abulia entera, que he comido hasta hartarme en mesas impensables y no he pasado hambre jamás, que he bebido lo justo, pero no lo necesario; que he fumado como un suicida [y lo sigo haciendo], que me he reído hasta de mí mismo y he llorado cascadas por otros, que he levantado la voz creyéndola cargada de razón, que me he equivocado y no lo siento [faltaría más], que me he enamorado hasta el temblor, que he conocido el placer físico y ese otro placer...
Bitácora de Luis Felipe Comendador