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Mostrando entradas de septiembre 27, 2009

Marcos Ana recibe en Béjar el Premio Libertad

La ASB tuvo la brillante y certera idea de conceder el Premio Libertad 2009 a Marcos Ana, poeta y hermoso luchador antifascista que sufrió tortura y cárcel por defender unos ideales que contemplaban y contemplan, sobre todo, la dignidad de los seres humanos. Marcos coincidió en su periodo carcelario con Miguel Hernández, al que conoció antes de su triste muerte, y fue instigador de la red clandestina de libros que funcionaba en las cárceles españolas a partir de 1950. Su poesía corrió como la pólvora entre los opositores al régimen fascista de Franco, siendo liberado en 1961 gracias a la gestión de Amnistía internacional, y estableciéndose en París, donde donde formó parte del servicio de apoyo a presos políticos del Partido Comunista. Amparado en su posición ideológica y en su altura moral, influyó decisivamente entre los jóvenes durante las dictaduras de Chile y Argentina. La verdad es que hoy no tenía ganas de salir de mi estudio, me apetecía permanecer encerrado porque aún tengo ci

Todo es el Tetragrámaton... que es nada.

A veces pienso que resulta más importante y decisivo, en el proceso creativo, familiarizarse con los propios procesos irracionales y ser consciente de las emociones sentidas que actuar con cierto nivel intelectual en base de razón… pues tendemos a considerar como extraño, despreciándolo, lo que es más inherente a nosotros, que son las respuestas no programadas por la racionalidad… yo soy más efectivo si me dejo llevar por mi instinto y no me detengo en el análisis de cada una de mis decisiones para explorar sus consecuencias… y de ahí llegan las sorpresas, que a veces son fruto de la escritura automática y a veces son delicias venidas de la enumeración caótica… en ese campo están la deconstrucción o la descontextualización como la escherichia coli del universo creativo. Del dejarse llevar surgen las ideas más locas y absurdas, pero a veces también las más certeras y originales. ••• Andamios amarillos cuando en ti veo muerte [‘cuandoen’ ti veo muerte… luctuosa sinalefa de mis ojos]… and

¿Poetas o filósofos?... y María Zambrano.

Metáfora y concepto, pensamiento y poema, realidad y placer, razonamiento y sueños… la Poesía y la Filosofía dialogan constantemente, a pesar de la tendencia [presuntamente] imitativa de la primera y de la empecinada y seca búsqueda de la verdad de la segunda [Platón ya admiraba a los poetas de verdadera inspiración porque eran capaces de decir “cosas de tanto precio y valor” sin tener que esperar a la prueba de validez que aporta la razón, otorgándoles una suerte de lucidez irracional cercana a “la locura de los dioses”… y a más fue Hölderlin cuando enunció en ‘Hiperión’ que “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando piensa”]. En el decurso del tiempo, las verdades poéticas [a veces mejores que las del filósofo] llegan sin pensar, es decir, por ‘inspiración’, circunstancia que se produce por un estado alterado del espíritu y no por un proceso racional y metódico… y desde aquí se llega [se debe llegar siempre que, hablando de un poeta, hablemos de un buen poeta, y no de otr

Amiri Baraka.

Las tardes con tos seca leyendo a Samuel Beckett [“ Puedo orar todo el día y Dios no vendrá… pero si llamo al 911, el Diablo estará aquí en un minuto. ”], la carne que se quema en la sartén, este sentido caucásico de mirar a la vida, el olor de la charca recién drenada, los dientes en la piel, el que dice las mentiras en público acaparando las pantallas mediáticas, el alquitrán caliente, las aceras, el que define el Arte y nunca acierta, la loca junto a la fila de autos, el opio, cada una de las ocasiones, coser en el balcón, la ciega… ¿Quién es el impostor?... ¿quizás el inquilino que sufre de epilepsia y come higos maduros? La violencia me ataca cuando conozco que un par de políticos del lado de acá y de tono bajo ganan más de tresmil euros al mes por no hacer nada, por no gestionar nada, por ser zotes auténticos, reales… casi tan imposible como su verdad. ¿Quién es el dueño de las cosas… quién posee los periódicos y las radios… quién se sienta en los sillones directivos de las empre

El positivismo fenomenológico... je, je.

Todo lo real termina afectado por el tiempo, pero lo ideado, no [mientras que el número nueve, por ejemplo, no envejece, sí que lo hacen los nueve castaños que están frente a mi ventana, pero tampoco envejece la idea de castaño]. Así, hay una dimensión real de las cosas, de los objetos, de los seres animados, que está absolutamente atada al tiempo, a sufrir cambios y acabamiento en el tiempo… pero hay otra dimensión, la ideal, que no sufre esos trastornos temporales, precisamente por su condición de ideal [aquí están incluidos los números, los colores, las especies, las figuras…]… esto es exactamente el positivismo de Husserl, que no niega ni afirma la realidad de las cosas, ni su existencia, se abstiene, ya que cualquier actuación cambiaría la cualidad del objeto sobre el que se actúa. Percibir ya es enjuiciar, hacer existir de una forma u otra a lo percibido y tomar partido por una manera de ver… entonces Husserl se abstiene, no duda, no niega, no afirma… con lo que llega a la conclu

Kurt Gödel.

El filósofo Kurt Gödel murió de hambre por miedo a los microorganismos que contenían los alimentos, y su vida y obra se consagraron a la racionalidad, siendo decisivo en algunos fundamentos matemáticos y en los principios de la informática. Cuando supe de él y de su intensidad, le encontré tan literario, tan irreal, que lo apunté en mi lista de personajes para cuentos cortos, esos pequeños retazos de historias mezcladas con los que descontextualizo y me lo paso en grande [ya publiqué hace unos años una colección de esos cuentecitos en “Formol con Havana 7”, y aún escribo algunos que voy ubicando como sin querer en mi bitácora… pero era tan buena su historia que nunca llegué a cerrar ninguno de esos cuentecillos con su figura [juro que lo intenté en ocasiones diversas, pero no con el resultado que me apetecía]. En la medida en que intentaba recuperarlo para una de mis historias, crecía en mí la curiosidad por su obra y buscaba materiales que leer [materiales llenos de dificultad, todo h

Si pienso...

Si pienso, si trajino en darle vueltas a las cosas, si me enredo en cavilar sobre un sentimiento, una forma, un estado… es porque tengo hecha en mi cabeza una idea sobre ‘la verdad’ y asumo la posibilidad de su existencia… y eso es bueno, porque la consideración de que existe una verdad me lleva a activar la razón, a estar alerta, a buscar… así pues, estoy encantado con la idea orteguiana de que ‘hay que tener fe en la verdad’, porque ello me lleva al pensamiento [al superficial y al profundo]… lo que menos me gusta de todo esto es que en el proceso siempre se esconde una voluntad de trascender, y eso lleva en demasiadas ocasiones a un estado narciso insoportable. Así, creer en la verdad se torna una responsabilidad muy interesante en el proceso de vida ‘utilizada’. Otra cosa es andarse enredando en los vericuetos de si la verdad debe ser objetiva o solo debe formar parte [la parte final] de la racionalidad… ahí confieso que me pierdo, pues las verdades racionales no suelen ser objetiv

Gilles Deleuze

Me sorprendo otra vez –ya me he pillado en diversas ocasiones en el mismo estado y posición… y con el mismo texto– leyendo, sin haberlo decidido antes, por purita casualidad, la magnífica conferencia que Gilles Deleuze impartió en la fundación FEMIS a la gente del cine en 1987. Disfruto como un bebé con sus secuencias lógicas, con sus baterías de preguntas que nacen de otras preguntas y vuelven a otras preguntas. La conferencia, que recomiendo a quien le apetezca disfrutar de una lectura chuli, lleva por título “¿Qué es el acto de creación?”, un tema que me apasiona y en el que me pierdo con harta frecuencia. Leo y tomo notas en mi cuaderno, sonrío y tomo notas en mi cuaderno, caigo en la cuenta y tomo notas en mi cuaderno… A esta altura del mundo del hombre, uno de los sucesos más difíciles de lograr consiste en que un hombre tenga una idea [porque las estructuras están diseñadas para que el vulgo no tenga ideas –eso queda para una élite a la que no se le da todo mascado y digerido– y