Llevo ya la friolera de tres días con una jodida descomposición que me hace salir corriendo de cualquier lugar en busca de un servicio. No me duele nada que no me doliese antes, pero la prisa de los apretones me saca de quicio y me desconcierta a la vez que hace que me sienta fieramente humano. Lo curioso es que junto a esta disfunción me han crecido unas enormes ganas de reír y lo hago constantemente… de mí y de los demás. También es cierto que entro en situaciones cómicas cuando estoy con gente y siento de pronto cómo lo físico/fisiológico impone su norma… entonces me encanta buscar excusas rápidas y peregrinas como… “Perdón, quedé con Borges que le daba un toque al móvil y se me ha pasado… ahora vuelvo, que aquí no hay cobertura»… esto lo dije esta mañana mientras charlaba con unos amigos y uno de ellos hizo intención de preguntarme, pero antes de que pudiese pronunciar palabra yo iba camino del servicio a la carrera. No sabía el jodido que Borges es una marca de ciruelas, y las cir...
Bitácora de Luis Felipe Comendador