Pasar de vivir a sobrevivir debe ser un trago difícil. En 2003 yo tenía un negocio boyante de puericultura y ropa infantil. Iba francamente bien y, ilusionado por aquella marcha positiva, invertía todos mis beneficios en mejorar la oferta que daba a mis clientes. Aquel año acababa de recibir todos los pedidos de temporada –hice una apuesta fuerte de compras–, tanto de ropa infantil como de puericultura, y lo pagué con todos los ahorros que había venido acumulando en los meses anteriores. Dos circunstancias negativas sucedieron a la vez: comenzó la guerra de Irak con la consecuente crisis económica y el aparato político sanitario de Castilla y León eliminó la sala de partos comarcal que había en Béjar… Me quedé con todo el material comprado y sin un clavel. Siempre fui positivo y comencé a buscarle las vueltas al trabajo, intentando acercarlo a mis gustos personales con la finalidad de sentirme algo más feliz, y, después de muchas vueltas y mucho esfuerzo, compré una imprenta a medias ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador