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Mostrando entradas de marzo 1, 2009

Hoy, comidita escritorera.

7 de marzo de 2009 Hoy tengo comidita escritorera, y vendrá mi Morante, después de tanto tiempo [qué lástima que me pille en horas bajas, coño]. Quizás el encuentrito me saque de la mierda en la que está nadando mi cabeza otra vez, otra vez, otra vez... ya pienso que me estoy volviendo paranoico, pero no, que el enemigo es real, tangible y nada cándido. En fin, me buscaré un ‘sigamos’ y a tirar adelante. ••• Anoto con sonrisa la visita relámpago de Mayca y Concha Bueno con cubata en la mano [gracias, chicas, por aguantar mis cuitas durante un ratito... y disculpas por ser tan mal recibidor]. ••• Estoy flipando con la lectura de “La dimensión oculta. Enfoque antropológico del uso del espacio”. Ando ahora por lo que Edward T. Hall denomina ‘el espacio térmico’, y me vienen a la cabeza mil historias sobre la interacción olfativa y la relación térmica entre un grupo de personas que se apiñan frente a un espectáculo [cualquiera]. Escribe el tipo: “... cuando yo era jovencito, al bailar obse

Recelos.

6 de marzo de 2009 Me ha prestado G. un libro con muy buena pinta, “La dimensión oculta. Enfoque antropológico del uso del espacio”, de Edward T. Hall, y me he puesto a leerlo enseguidita... a ver si me arregla un puntillo el finde [gracias, G.]. ••• Aprende a prevenir, viejo, a establecer los muros que no deben pasar los hombres que tú decidas y a clavar normativas sobre el acceso a ti cuando estén recién encalados. No te conformes con el aire que te separa de los ruines... pon materia y altura, alambradas y minas, fosos y espinos. El mundo no se hizo para tu talla. ••• Quiero un mosto en vaso bajo para la sed de esta tarde, que apacigüe lo que arde y silencie lo que rajo... y desertar ya del cero que me elimina y me anula y desterrar esta gula de fondo de monedero. Quiero matar o matarme para quitarme de enmedio o aflojarme la mordaza de todo el que me amenaza con su avaricia de tedio... Quizás me baste mamarme. ••• No sé... pero tengo la sensación de que alguien me quiere hacer la c

Hoy volé en el ornitóptero.

5 de marzo de 2009 Justo acababa de hablar con la encargada de un programa de radio con cobertura nacional para escuchar de su voz bien modulada el último arte tahúr [primero me elogia, luego me invita a participar en su programa y termina pidiéndome mil euracos... porque ‘nada es gratis, amigo, y menos con los tiempos que corren’]. Me subí los pantalones con ese arte torero tan español, con movimientos acompasados de culete y rodillas, me remetí la camisa blanca [debajo llevo hoy una camiseta negra con un decorado jevi de lo más llamativo], sonreí y seguí alzando, como una premonición, un librito que lleva por título “No haber nacido”. Sobre mi mesa, dos cupones de la ONCE con el número 34279 para el sorteo del viernes, una cuartilla antigua con nota promocional de una edición de “Los hermanos Káramasovi” [“traducción directa del ruso y prólogo de Rafael Cansinos Assens”], una lata de Coke abierta desde ayer por la mañana, una botellita de Pepsi sin empezar, dos paquetes de Chester, u

Aníbal Núñez siente la traición y jura...

4 de marzo de 2009 A primera hora, en el café que arranca el día, mi amigo Raimundo se presentó con un CD sorpresa que contenía mi soneto sobre Aníbal musicado por él [un verdadero placer escucharlo... gracias, amigo]. El mismo soneto había sido ya musicado y cantado por Jesús Márquez hace cuatro años en una versión que era muy de mi gusto, pero que no acabó entrando en la selección para el disco que hice con Jesús Márquez y que editó y produjo Paco Ortega para ‘El pescador de estrellas’, y acabó diluyéndose en ese olvido de maquetas que andan perdidas por mis cajones. Escuchar un poema propio musicado y cantado, especialmente si es un soneto, deja una sensación extraña en la que sientes cómo lo que tú has creado ha tomado otro camino y se ha llenado de connotaciones y matices que no estaban en la idea inicial... la sensación es hermosa a la vez que extraña, como ver a un hijo crecer por su cuenta. El soneto... ANÍBAL NÚÑEZ SIENTE LA TRAICIÓN Y JURA No voy a matar más de lo que puedo,

¿Esto era la muerte?

3 de marzo de 2009 Jeroen Anthonissen van Aken, que fue un baluarte de lo anacrónico [andaba de gótico mientras el mundo buscaba el humanismo del Renacimiento], tañía en la simbología y en los secretos para armar una ‘tensión’ sobre la vida y la muerte, particularmente sobre la muerte. De tarde en tarde, cuando estoy entre chungalí y eufórico, me meto en su obra como en un teatro y percibo cómo se unen nuestros ‘simbolein’ [aquellas tablillas de cera que se rompían en dos trozos, quedándose con una parte quien la había realizado y entregando la otra a un amigo que debía viajar a otras tierras, de tal forma que, al pasar de los años, si los descendientes llegaban a encontrarse por un azar, pudieran, uniendo los dos trozos de la tablilla, identificarse y reconocer aquella unión como propia] y nos reconocemos hasta el punto de vibrar en un mismo tono negro y portentoso. Así, atados Jeroen y yo, me llegan noticias de la muerte, sus claves y sus nadas, su azar y su montura de huesos, su met

Catulo, viejo cabrón... intenta sonreír en silencio.

2 de marzo de 2009 Otra vez en la lucha, y con ganas. La semana se presenta interesante, con asuntos de SBQ para trazar y trabar, con nuevos proyectos culturales [uno muy cerrado ya –iré contando– y otro a punto de comenzar]. En fin, que vamos tirando. ••• Esta extraña manía de vivir que me entra cuando robo destellos de ojos o me enamoro de un papel o de una pintada a tiza en una puerta, cuando me da la risa por lo que oigo o me siento las manos sobre el pantalón como si fueran otras... soy porque ya no hay pañuelos de algodón en los bolsillos, porque ahora suenan las sirenas y hay angustia, porque hay un no sé qué en las borrascas que sabe a carcajada y en los espejos flotan una partida hecha de inercia tierna, algún viaje y un lecho con murallas en sus flancos. Me gusta esperar a que la bañista emerja de la sangre con el cofre entre sus manos, que dé una bocanada y me mire hasta volverse loca, y me muestre su edad en el centro de sus pechos de adiós cuando abrazan... me gusta verla

La tripita del glotón.

29 de febrero de 2009 Cuando viajo y me invitan a comer, aunque solo sea por educación, acabo todos los platos que me ponen. El caso es que el viaje a Almendralejo llevó adherida una comida opípara y deliciosa [detallazo de Antonio y Mar]. La disfruté como el glotoncete que soy y, tristezas de la edad, ayer pasé el día charlando con mi estómago en voz alta, potando y boqueando como los peces recién sacados del agua y visitando el baño como si fuera un santuario en el que hacer ofrendas a los dioses de las fosas sépticas... el caso es que a las diez y poco de la noche ya no podía con mi cuerpo y lo empujé a la cama. Me encajé entre mi almohada y un cojín, puse la tele y me tapé hasta la nariz. Zapeando –pues soy inquieto hasta para ver la tele–, me encontré de pronto con una entrevista a Mario Conde y me quedé ahí... el tipo tiene una puesta en escena interesante, una labia magnífica y una visión de la jugada con mucho que masticar. Me sorprendió que explicase que la situación de crisis