Una mujer salía llorando de la oficina de una caja que ahora es banco... iba agarrada del brazo de su padre mientras le decía sin creérselo... ‘no te preocupes, papá, que esto se arreglará’. Al lado, justo a la puerta de la oficina, dos señores con los setenta bien cumplidos lanzaban improperios en voz alta mientras otro que salía de allí dijo... ‘habría que quemar los bancos y a los banqueros dentro’. Yo acababa de hacer en la misma oficina un ingreso pequeñito para SBQ y estaba perplejo con el lío, con los comentarios, con la cola tan poco normal que había en y con la puerta de la dirección cerrada a cal y canto y con las persianas bien bajadas –circunstancias que no me había encontrado nunca allí–... y me acerqué a otra oficina bancaria próxima para hacer unas operaciones de mi empresa y tomar un café con uno de los bancarios con el que me llevo de perlas. Después de mis gestiones de caja, fuimos al por el cafetín y le pregunté a mi amigo que qué sucedía... ‘nada y much...
Bitácora de Luis Felipe Comendador