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Mostrando entradas de diciembre 16, 2007

Aborrezco a los tipos con voluntad de poder…

Aborrezco a los tipos con voluntad de poder… los que buscan sometimiento y obediencia por parte de los otros, los que legislan con palabras altisonantes y arbitran la norma sin tener siquiera un ápice de sabiduría en sus neuronas, los que se piensan guía y solo sirven para borricos de caravana. Esos que se instalan en las instituciones para vampirizarnos poniendo carita de dar ejemplo. Aborrezco a los políticos pequeños y odio a los grandes. ¿Qué carrera es ésa? ¿Cómo se puede demostrar idoneidad para practicarla? Nuestro mundo humano está preñadito de ellos, hundido por su incapacidad y por la cortedad de su entendimiento… Líderes grandes y pequeños, ladrones a manos llenas que buscan el control de las masas con las más espurias intenciones… me dais asco porque solo conocéis la injusticia y la venganza, y vuestro juego está en modelar desde la debilidad del otro. Hoy estáis sentados en vuestros sillones, con las piernas abiertas como putas viejas, esperando a que cada segundo caiga ot

De ayer.

Se va el año y apenas puedo contar un par de cosas que hayan merecido la pena. En todo caso, el resumen es de demasiada actividad y escasos resultados. Y encima estoy decaído por estas fechas trompeteras que solo me traen recuerdos amargos y mirada un tanto trágica. En fin… Dejaré que mi cabeza inclinada por el trabajo siga en su descenso, un descenso tan en progresión geométrica como el de mi cuerpo. No hay remedio. Y me queda gritar, por lo menos gritar un par de minutos al día.. y también echar de menos… ••• A la casa grande se accedía por tres tramos de escalera, una escalera de madera barnizada con alarmantes signos de carcoma. Allí vivía con mis padres, con mis juguetes y con las visitas esporádicas de los vecinos con los que compartíamos un corral común con su parra hermosísima y sus banquitos de piedra. Allí pasé mi niñez, entre copiosas nevadas invernales y noches tan calientes como las de Alabama o las de San Luis [eso imaginaba yo, aunque nunca supe cómo eran las noches de a

La bondad de lo experiencial.

Otro día de libros y publicaciones [adoro el correo cuando viene cargado de estos regalos]. Esta vez recibo el último número [18] de ‘Prima Littera’ de manos de mi amigacho José Luis Morante [incluye carta adjunta] y me encuentro la sorpresilla de que Ricardo Virtanen hace una crítica de mi ‘El gato solo quería a Harry’ [no estoy de acuerdo, amigo Ricardo, en que la reiteración de asonancia en ‘eo’ haga endebles a los dos poemas que apuntas… quizás tendrías que buscarle la música a esos poemas, tú que te dedicas a ella, para encontrarles el juego sonoro al que yo jugué… Es solo un apunte, colega, pero un apunte de algo que yo valoré en su día, y no solo en los dos poemas de los que hablas en tu trabajo… a veces nos confunde esa moda de que las asonancias y las consonancias están prohibidas… yo creo que en poesía uno debe hacer lo que le pida el cuerpo… eso sí, siempre con el control de lo que se hace]. Mil gracias a ambos, José Luis y Ricardo. Luego, una cachondada de la editorial A F

Simplificar la idea del mundo

Simplificar la idea del mundo, mi idea del mundo, siempre me ha ayudado, pues he sido exactamente feliz cuando he tomado la determinación de que algo es bueno o malo [me conviene o no me conviene] sin detenerme en un análisis pormenorizado que me llevase a situaciones intermedias en las que siempre dejaría arrastrando una duda… y sin embargo quiero conocer el mundo de forma compleja, e incluso vivirlo con complejidad. Hoy, mientras tomaba mi café de la tarde, el colectivo de profesores del IROG, donde estudió mi hija los pasados años, se metían entre pecho y espalda una comida prenavideña y celebradora de su no sé qué. Yo ya había medio digerido la putada de retrasar un año su ingreso [el de mi hija] en la Universidad de Salamanca y estos pantagrueles ocasionales me han abierto la herida de nuevo. Con el tiempo que ha pasado desde septiembre, ya he madurado un poquito mi opinión sobre el asunto, determinando con seguridad que, a mayores de que el sistema educativo vigente es una mierda

¿Existe solo lo que seguirá existiendo sin mí?

¿Existe solo lo que seguirá existiendo sin mí? Las palabras contienen la tristeza de lo no completado: con ellas se resume, se hace el esquema, se interpreta… pero siempre de forma burda, sin esa finura que necesita la idea… esto es lo que se puede enseñar, lo que yo puedo enseñar… pero necesito que haya algo más que lo complete, que lo lleve a la extensión precisa de la idea que se verbaliza. También es cierto que esa falta de la palabra me hace feliz, porque me hace perseverar en la calidad y en la precisión de su uso… y es que todo lo incompleto contiene la calidad de felicidad. ¿Existo yo en la palabra, soy capaz de ser en ella? Existir es tomar una actitud ante cada suceso que se cruza en nuestro camino… y también tomar una actitud sobre todo como conjunto unitario. Recordar, por tanto, no es existir, ya que en el recuerdo solo pace cierta aptitud… recordar es, como mucho, desexistir… y desexistir suele traer anudada una rémora de cobardía. ¿Llegaré alguna vez a tener una relación

San Benedicto de la Cruz Gamada y su ‘Spe salvi’.

Encendido ando con la lectura zorola de la encíclica ‘Spe salvi’ que ha lanzado Ratzinger Z [Benedicto Mari para los colegas] a sus masas anestesiadas, en la que se alza como líder espiritual galáctico anatematizando la justa modernidad que nos llegó desde la Reforma, las revoluciones burguesas, las genialidades de Nietzsche y el solidarismo de Marx. El tipo, que bien pudiera haberse llamado Benedicto de la Cruz Gamada [por principios y por finales], habla de ‘la ley natural’ como de algo propio de la iglesia católica y, para más inri [bien traído el término, ¿eh?], le suma al asunto un invento poco menos que ridículo, dice: ‘la moral de la ley natural’. Que yo sepa, la ley natural es inexorable por cabronamente selectiva: el débil al hoyo y el genéticamente fuerte a reproducirse como un cosaco [débiles son para la naturaleza los no competitivos –me acuerdo ahora de algunos escritos magníficos de Antonio Gutiérrez Turrión sobre esta tipología humana-, los recesivos, los tullidos, los v

Locuciones lati-no-frost.

Otro día despejado con un frío infernal que se mete hasta los huesos. Todo es propicio para buscar el refugio de mi estudio, adoptar la posición fetal y quedarme arrimadito al radiador de la calefacción intentando dejar que pase el tiempo. Y, encima, con este espacio abierto lleno de luz no me crece la escritura de ninguna manera. Aburrido, decido buscar antiguos desnudos en ‘Panimages’ para jugar con ellos a los latinajos y, si se tercia, para imprimir alguno y trabajarlo en mi libro objeto. Dejo algunas muestras del resultado de esta mañana heladora. (16:01 horas) Es suficiente aprender que la verdad casi nunca es racional, ya que su concepto trabaja con lo absoluto, y lo absoluto no existe en tanto que en nuestra búsqueda siempre partimos de una ‘elección’. Sí que puede darse el caso de que exista una ‘voluntad de verdad’, pero solo eso… También puedo aceptar que exista una verdad moral, aunque el calificativo ya le quita el valor de ‘verdad’. (16:12 horas) ¿Las pasiones nublan o de