Si algo envidio de ti, amigo Alberto, es la magnífica gestión que haces de tu instinto cuando el azar tiene tanto que ver en los resultados. Instinto y azar que sabes favorecer siempre con la reflexión precisa. Yo siento que ahí hay algo alquímico para lo que hay que estar dotado y formado. Y luego el dominio del tiempo, el saber escoger el grado exacto de calor en un segundo, el lanzarse a la obra candente como un suicida para intervenir en ella con un juego enervante de triunfo o desastre. Sí, Alberto, ya sé que el instinto es una mecánica incierta de la mente, un gesto de hormonas que apenas responde a pensamientos previos y elaborados, quizás hasta una suerte... pero su valor reside en que te dota de una calidad animal de la que el hombre ha desertado y te acerca a un orden bioquímico que para el hombre es caos. En el instinto es tu naturaleza química la que busca salidas posibles y viables, y en él eres profundamente idividual, porque el latido es tuyo y para ti, dado que el otro ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador