Ser solidario una vez al año es una bonita anécdota en tu currículum personal (el que solo te interesa a ti) y te sientes bien. Ser solidario una vez al mes es una sana costumbre que te viene dejando la conciencia limpia el día que te solidarizas y te sientes bien. Ser solidario una vez a la semana dice mucho de ti y te deja muy bien. Ser solidario cada día es muy interesante, pues es indicativo de que la cooperación con quien lo precisa está metida en tu trasunto ideológico, y te deja muy bien. Ser solidario todo el tiempo es para nota y te suele dejar muy mal. Lo sé, es paradójico a primera vista, pero es la pura realidad. Veréis, quien se trabaja la solidaridad a tiempo completo (sin sueldo, por supuesto, que lo contrario no vale, por lo menos para mí) se encuentra con problemas diversos que terminan afectándole con verdadera intensidad. Por una parte, la solidaridad depende siempre de un 'otro' con el que compartir o contra el que pelear, de un 'otro' al que conven...
Bitácora de Luis Felipe Comendador