Llevar la codicia a misa es muy común entre los adinerados, pues en su temor a perder también quieren tener a Dios en sus cuentas de resultados... ya sabes, uno de esos «paraelporsi» que siempre vienen bien en casos de enfermedad y premuerte. Sí, los ricos también lloran, también enferman y también mueren... Eso sí, de otra forma, eh... porque lo saben hacer sojuzgando, oprimiendo, vejando y dejando herencia. No sé a qué viene esta mañana tal inquina contra los ricos, cuando lo que yo quería era analizar y contraponer los conceptos «codicia» y «ambición»... Y, pensando un rato, me parecen sólo palabras, lo que me lleva de nuevo a pensar que la corrupción está en el idioma y que resulta harto difícil sobreponerse a ese imponderable. Visto el perro y vista la rabia, lo que debo hacer es conocer el alcance de cada una de las palabras que pronuncio y jugar con ellas y en ellas para transfigurarme en maldito, en dios menor, en imbécil, en hombre respetable, en rufián... en rico incluso. Man...
Bitácora de Luis Felipe Comendador