Mi madre ha estado algo pachucha y el trabajo se ha sumado para poner tensión por dentro. Además, tengo el fin de semana lleno de visitas –vienen Barral, Norio y Urceloy–. A ver cómo salgo vivo de este desorden. Y es que me apetece mucho estar con mis colegas –mucho, mucho–, pero lo cierto es que estoy falto de silencio y nada. (13:06 horas) Me he llevado un alegrón al ver el libro que me ha enviado Fermín Herrero, «Endechas del consuelo», que ha sido el ganador del premio Fray Luis de León de poesía y que está editado en Barrio de Maravillas. Como siempre, Fermín es un poeta sólido, pegado a la tierra, pero esta vez con la hermosa capacidad de decir «...Cómo voy a morir después / de haberte amado al límite, a cielo / abierto, a mar abierto, en esta luz / sin desmayo.». Buena y con una evolución constante la poesía de este tipo. También acuso recibo de otro título de la Fundación Jorge Guillén, «Memoria del mirar», de Marcelino García Velasco, un poeta al que no conozco. He leído tres ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador