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Mostrando entradas de diciembre 7, 2008

Los 400 golpes.

Como todo lo que hago siempre se solapa con todo lo que voy a hacer, pues que ya hace una temporadita que venía yo gestando mi próximo asunto poético, que, como siempre, ya tiene título: “Los 400 golpes”. Mi forma de trabajar ya la he explicado en alguna ocasión [aunque en mi último trabajo no la he seguido en casi ninguno de sus puntos]: título del conjunto, título de los poemas, apuntes aforísticos y notas al azar de lo que venga, edificación de cada uno de los poemas y darle unidad al conjunto. Bien, pues ya tengo algunos títulos para los poemas de mi próximo trabajo que extraigo de mi cuadernito de notas para que no se me olviden: CANTO AL EXCESO LA FUGA DE ANTOINE DOINEL ANSIAS DE LIBERTAD QUIERO VER EL MAR LA MADRE FALSA SOMBRA DE REJAS SOBRE LA CARA JOVEN Y DESENCANTADO MIRANDO PARÍS DESDE UN FURGÓN CELULAR SE ESFUMA LA LIBERTAD ANTE MIS OJOS EL TUMOR CEREBRAL DE TRUFFAUT Esta vez quiero hacer algo directo, sin dobleces de lenguaje ni fórmulas adjetivadas de dificultad. Exactam

Los pecados de la carne.

13 de diciembre de 2008 Me prestó una coleguilla, que es un cajoncito de sorpresas siempre, una edición de José María López Ruiz con una gozosa crónica de las publicaciones eróticas españolas que lleva por título “Los pecados de la carne” [ed. Temas de hoy, 2001], y me lo he devorado con auténtico gusto esta mañanita [mira que mi coleguilla insistió hace un par de días con ese ‘¿pero aún no te lo has leído?’]. El texto está lleno de sorpresas en forma de coplillas o rimados que no tienen desperdicio, además de contar con una galería de imágenes entre turbadoras y cómicas. Quiero rescatar algunas de las cosas que más gracia me han hecho. De la revista ‘París Alegre’, este cuarteto cabrón por excelencia: Cornudo eres, fulano, hasta los codos y puedes rastrillar con las dos sienes; tan largos y tendidos cuernos tienes que, si no los enfaldas, harás lodos. Un fragmento masturbatorio asignado a Espronceda, aunque en la publicación figura como anónimo: Y mientras las queridas tendidas en el

Anda la Parca golosa e impertinente.

12 de diciembre de 2008 Dos nuevos caídos de bien cerquita: el compañero de Nuria y la abuela Juanita. Y todo sobrevenido sin esperarlo, que a la Parca golosa e impertinente le encanta dar sorpresas y ponernos a prueba el asunto moral y el físico. Y yo ya no sé qué decir ni qué hacer en estas circunstancias, cómo comportarme y en qué parámetros empujarme a seguir en el tono que me pide el cuerpo cuando estoy bien. Solo un acercamiento filosófico al hecho y al concepto de la muerte me resulta paliativo en estos momentos, tanto la mirada al cesar de la vida latente, como al concepto de materia viva en transformación. Mientras que en el cese vital se incluye la memoria como continuación de la existencia [la existencia en el otro], en la transformación tan solo se precisa un cambio de situación en la comunidad cercana a quien desaparece, de tal forma que, con una mezcla de tiempo y compañía, la falta termina siendo acomodada en el normal devenir del conjunto humano. Ambas posturas filosófi

El asombro de ese músculo que cede

Sé que estoy solo, porque así lo decidí hace tiempo, tan solo como la mano inmóvil sobre mi rodilla derecha. Y de esa sombra de la soledad buscada siempre hay alguien recelando y buscando explicaciones de lo que no la tiene si no son de mí para mí. Así hago mi mundo pequeño y cerrado, así construyo mi fauna y edifico la tierna protección de mis fronteras, así me crece un paraíso en el que existen todos los que me rodean, pero a la vez les está absolutamente prohibido. Escribir desde esta soledad precisa hacerse un mundo en el que vivir cada uno de los días, y yo lo intento y lo consigo, lo intento y lo fracaso, lo intento y lo disfruto. El juego de este espacio personal y mostrado consiste en averiguar cuándo crece lo verdaderamente literario, cómo lo hace y de dónde procede [de mí o de mí]. Y lo demás sois vosotros, porque lo que se gesta en vuestras cabezas ya no es de mi soledad, es de la vuestra. Y ese campo me niego a caminarlo. Me quedo en el asombro de ese músculo que cede.

La hora de todos.

10 de diciembre de 2008 Pagar es, generalmente, esa ‘hora de todos’ que nos deja resecos y engurruñados. Pagar a Hacienda, pagar el gas, pagar el gasto eléctrico, los créditos, las clases de inglés y matemáticas de los críos, la fruta semanal, los diversos seguros, la carne y el pescado... pero esa ‘hora de todos’ es una tontería si la comparamos con la ‘hora de todos’ de verdad, la auténtica, la de desaparecer del mundo al ritmo de rap de la palabra ‘basta’. Y es que no le damos importancia a lo que la tiene, mientras ponemos en rijoso valor lo que no la tiene. ¿A ti, colega, te importaría morirte mañana? ¡Responde!... pues eso. ¿Por qué no pensamos cada día poniendo en la cesta de todo lo valorable nuestra propia desaparición? Actuaríamos de otra forma muy distinta en cada una de las decisiones que tomamos y el resultado común sería otro muy diferente al que ahora arrojamos. Solo sabiendo que somos para no ser podríamos darle un giro del revés al mundo del hombre. Y es que no nos han

!Hola, papá!

“HOLA, PAPÁ!!!!!!!!!!!! Te escribo este e-mail para desearte un FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!!!!!!!!!!! Espero que pases un buen día junto a todos tus seres queridos, rodeado de amor y mucha alegría. Deseo que celebres muchísimos cumpleaños más en compañía de tu familia y tus amigos. Desde el fondo de mi corazón te pido que no cambies nunca, que sigas siendo tan buen padre y fiel amigo como lo has sido hasta ahora. Eres una persona ejemplar en muchos aspectos (por tu forma de ser, por tu capacidad de entender a la gente y de escucharnos, por tu lucha diaria para defender tus ideales y tu forma de entender la vida...). Tu carácter y tu comportamiento son las armas de tu carisma. Gracias por estar a nuestro lado cuando te necesitamos. Cada día tomo nota sobre tu forma de ser para transmitírselo a todos los que me rodean. También me has enseñado que todos juntos podemos unir nuestras fuerzas para llegar a vivir en un mundo más justo donde todos tengamos las mismas oportunidades, los mismos deberes

51 formas de estar.

8 de diciembre de 2008 Al acostarme anoche, un cartelón de Guillermo sobre mi almohada me avisaba del tiempo: “¡Feliz cumple, papá!” (le oía reír a carcajadas en su habitación mientras yo lanzaba gritos de sorpresina por haber encontrado aquel tesorito) y corrí a besarle y a hacerle unas cosquillinas. Dormí como un cosaco y me desperté a eso de las 10:30 h. con un indescriptible dolor de todo... un pis largo, duchita reparadora, miradita en el espejo para ver el campo de batalla hecho unos zorros, peinadita apresurada, toque de colonia, muda limpia, ropa al azar, desayunote con besos y corriendo a mi estudio para escribir estas palabras. Solo la visita de César Yuste y señora para felicitarme me arrancó del teclado un cuartito de hora. Y me enganché a la tarea autoimpuesta de hoy, el escribir mis 51 formas de estar... y voy a ello. 1. Mi culpa es solo mía siempre, aunque mis defectos generalmente proceden de mi relación con los demás. 2. Amar nunca podrá ser un diminutivo singular. Est

Mi propia peli.

Ayer, y a propósito, porque apenas tuve tiempo, dejé mi resumen sin la parte esencial de lo que me ha hecho: el cine, amigo Ariel. Soy de Buster Keaton y de Fritz Lang, del “Acorazado Potemkin” de Eisenstein en el cineforum de la Casa Grande, de la Greta que besó a Dalí en la boca, de cuatro generaciones de tarzanes, del Boris Karloff dirigido por James Whale, de Cyd Charisse [mmmmm], de “El ladrón de bicicletas” de Vittorio de Sica una noche invierno en el cine Bretón, de “Las noches de Cabiria” con Giulietta Massina, del Marlon más rebelde, del Belmondo tahúr, del primer Almodóvar, de aquella tarde salesiana con Cecil B. de Mille mirando anonadado “Rey de reyes”, del lúbrico “Decamerón” de Pasolini con Silvana Mangano, de Bella Darvi en “Sinuhé el egipcio”, de Ava Gardner en “Forajidos”, de Alec Guinness [mucho, mucho], del Jack Lemon en “Con faldas y a lo loco”, del Sean Connery en James Bond y del Douglas Fairbanks más bucanero, de las tardes cabalgando junto a “El Zorro”, de Joan