Otro día de palo con cabeza, de mantones bordados de oro y plata, de carísimas coronas sin espinas visibles, de gentío enredando en su doble moral, de misa con campanas sonando a mesa puesta, de luz como aturdida, de mirador y salve, de pijos entre andas y alzacuellos, de curas rebozados en esa orfebrería que hace exotérico el engaño más prosaico que es como el oficio más antiguo del mundo, de turistas risueños, de bejaragüis rimando en mamoneo y gasto, de vinorro y toritos, de agotar… Y yo escondido hasta que pase el temporal de gente y su calor artificial. Mi fiesta personal es la que está en mis amigos, y rediez que la tengo [la estoy teniendo]. Ayer llegaron a primera hora de la tarde Laura Granados y Jesús Vázquez con su santa de porcelana [yo estaba ya charlando con Albertito Hernández]. Tomamos un café destartalado por mi prisa y los noté seguros, metidos en lo suyo hasta las cejas y hasta la muerte. Charlamos muy poquito y los dejé atusarse para cumplir mi cita con Ramón y Anto...
Bitácora de Luis Felipe Comendador