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Mostrando entradas de junio 28, 2009

Catherine Sauvage a las siete de la mañana.

Apenas pude dormir esta noche, pues el dolorcillo se ha ido y ha llegado una suerte de vértigo interior en la zona lumbar que convoca toda mi atención cuando intento reposar... y que se ha sumado una pequeña crisis cistítica que me da que ha llegado de manos de la debilidad traída por los jodidos anti(i)nflamatorios... el caso es que a las siete ya estaba de pie y dispuesto a olvidarme del cuerpo como fuese. Corrí hasta mi estudio con la amanecida y en un acto reflejo, sin saber por qué, puse a todo volumen a Catherine Sauvage cantando a Boris Vian... una y otra vez, a todo volumen, una y otra y otra y otra vez... fue una forma perfecta de ir entrando en una calma hermosa que me llega hasta ahora mismo. En un ratito iré con Ángela a preparar las bolsas de bienvenida para los asistentes a “Voces del extremo” y todo empezará a desatarse y a seguir su curso arraudalado o tranquilo [ya me da igual, pues creo que el trabajo de gestión que he realizado ha sido correcto y no debo darle más vu

Décima jornada... y tan lusamente.

La mañana fue movidita de cojones... nada más llegar a la imprenta llegó a buscarme Ángela para colgar las dos exposiciones de “Voces del extremo”. Nos tomamos un cafetín mientras esperábamos a Antonio Garrido, que nos acompañó para echar una manita, y los tres nos fuimos hasta el CMC San Francisco de colgadores oficiales [yo más bien colgao, que las medicinas me tienen deshecho]. Allí nos echó otra mano Germán, el tipo que cuida en CMC, y dejamos la cosa más o menos trabada [las subiditas de escalera para pegar los paneles de la exposición JRJ me dejaron huella –otra vez– en el jodido lomillo, además de una sudada imperial, con dos hermosas tortillas en los sobacos camisiles. Una vez colgado el asunto, se nos ocurrió que habría que hacer unos carteles indicativos para ayudar a los diletantes que se acerquen, así como unos separadores con algo de información [dicho y hecho]. Al llegar a la imprenta, Carlitos me tenía preparado un estado de cuentas en plan bombero... “Felipe... hay que

Noveno día [ya tengo novena, como la Virgen].

Manda huevos que en la medida en que baja la insistencia del dolor, llega el malestar producido por los jodidos medicamentos... mareos, vómitos, rarísima sensación de sueño constante, estreñimiento, desgana, agotamiento de no hacer nada... y esta incomodidad postural que me hace estar como un culillo de mal asiento. Hoy dejaré del todo las medicinas pase lo que pase, pues prefiero manejar mis dolorcillos con lucidez que andar como un ser de ultratumba –y sin rendir–. Lo mejor del día es que ya tengo novena, ja, ja, ja... yo, que fui nombrado en su día patrono de honor [ya casi no me quedan títulos para igualarme con la Virgen del pueblo]. De lo mejor –dentro de la vorágine en la que estoy metidito esta semana... demasiados asuntos a los que atender– la lectura del nuevo libro que recibí ayer de Galaxia Gutemberg: “Pájaro relojero”, una antología de poetas centroamericanos seleccionada por Mario Campaña... en ella me encontrado a poetas que ya conocía y me gustaban, como Roque Dalton, E

Encantado y cabreado [octavo día y mejorando].

Encantado estoy porque acaban de enviarme un enlace sobre la movida literaria que se desarrolla en Malasaña durante la feria del libro madrileña. Una de las actividades consiste en algo hermoso que se llama así: “Los títulos que debieras leer según los libreros del barrio”... y resulta que me encuentro nombrado con mi librito “No pasa nada si a mí no me pasa nada” junto a Javier Corcobado y su “Yo quisiera ser un perro”... jo, esto me gusta mucho, me da vidilla y me pone ganitas, pues no hay nada mejor para el que escribe que alguien entienda que debe ser leído y lo recomiende. Chuli, ¿no? ••• Ya van ocho días de dolor cabroncete y la cosina va cediendo poco a poco... me tranquiliza mucho saber que tengo a Ángela Asegurado atando los últimos nudos del encuentro de escritores [es una mujer estupenda en todo lo que se refiera a gestión , seriedad y trabajo] y que Concha, Luis y Josetxo tienen en sus manos fiables todo el asunto de la exposición de mandiles artísticos... otro asunto es el

Massage [séptimo día].

Soy un gualdrapa y estoy hecho un gualdrapa [en el sentido de andrajo... se entienda] y no me gusta nada eso de que me soben, y menos con fines terapéuticos... y además tengo un amigo grande [en todos los sentidos] que se llama José Luis García y al que yo llamo Joselín, que tiene un gimnasio [el Gimnasio Colón, mi favorito de siempre] y unas manos de amasar que son dignas de Mateo Hernández o del mismito Alberto H. El caso es que Joselín lleva persiguiéndome desde el lunes para que me ponga en sus manos y me deje masajear [y yo que nones]. El jueves vino a buscarme a la imprenta a media tarde y consiguió convencerme para que le acompañase [y la verdad es que sentí bastante mejoría en mi lado malito]. A pesar del estupendo estado en el que me dejó Joselín con su masaje, sus descargas eléctricas y sus parches, me juré no volver a enseñarle en culete, porque yo soy así de chulito y bastante cabezón... el caso es que hoy, domingo, volví a levantarme con dolores y me vine a hasta mi estud