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Mostrando entradas de noviembre 18, 2012

Caballos, caballos, caballos....

Llevo tres jodidos días esbozando caballos como un hombre de las cavernas... y es que me está resultando muy duro desprenderme de la mano de Setxo, de la mirada de Setxo, de la sonrisa franca de Setxo... los dibujo mientras hablo por teléfono, mientras pienso en cómo arrancar con algún trabajo de la imprenta, mientras no sé qué hacer.... es como un mantra o un tic nervioso... y cada uno responde a un impulso rápido y no buscado, en cuatro trazos que no sé de dónde proceden ni hacia dónde van. Y me preocupo.

Uno y único.

11 de septiembre de 2011 Pocas veces se encuentra uno con seres en su vida que abanderen su existencia como una estética y mantengan su elegancia desde el éxito hasta el más duro fracaso... y es que el hombre es un cúmulo de azares físicos a los que se suma una estética de vida capaz, bien llevada, de otorgarle calidad humana a lo que es simple anatomía... J, que hoy era uno de los caballos amarillos de sus cuadros, me recibió en el patio de su casa con sus mejores galas y tomó un cigarrillo cuando se lo ofrecí, mientras me decía... ‘cómo debe andar el asunto para que me dejen fumar lo que me apetezca’... yo, mientras, pensaba en que la naturaleza nunca juega en parámetros de justicia con los hombres, aunque sí lo hace a veces con los cuerpos... y me encerraba en ese ‘hay lo que hay’ y me rebelaba de nuevo contra los que arbitran el mundo diciendo que la vida es ‘esto, esto y esto’... y nos sacaron unos cuenquitos con gazpacho –que yo rehusé agradeciéndolo, pues es uno de

Somos por comparación...

Somos por comparación y uno ya tiene una edad como para tener que aguantar lecciones morales, recriminaciones maestriles o sugerencias de silencios. Precisamente hace un par de días que le explicaba a unas amigas que antes de morir uno debe decir todo lo que quiere decir, y en eso ando desde hace una buena montonera de años, en decir todo lo que quiero decir... el mundo va mal, fundamentalmente, porque no expresamos de forma privada y pública lo que sentimos como nuestra verdad (que puede estar equivocada, por supuesto)... y como somos por comparación, pues siempre es bueno establecer esos baremos de comparación para poner a cada uno en su lugar. Este país (y en él se incluye mi pueblo, como no podría ser de otra manera) muere en una decadencia forjada a base de mentiras, engaños y silencios, una decadencia en la que siempre triunfa la mediocridad gracias a contravalores como el corporativismo, el nepotismo, las recomendaciones, las influencias, la usurpación, el mal uso del cargo