Llevo tres jodidos días esbozando caballos como un hombre de las cavernas... y es que me está resultando muy duro desprenderme de la mano de Setxo, de la mirada de Setxo, de la sonrisa franca de Setxo... los dibujo mientras hablo por teléfono, mientras pienso en cómo arrancar con algún trabajo de la imprenta, mientras no sé qué hacer.... es como un mantra o un tic nervioso... y cada uno responde a un impulso rápido y no buscado, en cuatro trazos que no sé de dónde proceden ni hacia dónde van. Y me preocupo.
Bitácora de Luis Felipe Comendador