Anoche llegarón Esther Muntanyola y una colega suya cordobesa. Nos encontramos en El Castañar y tomamos unas copillas mientras nos poníamos al día de cómo nos ha ido en este tiempo de distancia. Encontré a Esther muy delgada, sumamente feliz –ya es fucionaria y con destino donde ella quería– y con la misma mirada dulcísima del primer día que coincidimos hace ya unos seis años en Rivas Vaciamadrid por esas cosas de mi Morante. Me regaló un cuadro muy Sicilia de homenaje a Baudelaire y quedamos para vernos hoy y visitar Béjar con charleta chula. Echo de menos otra vez a mi Morante, pues cada amigo que viene a verme tiene siempre palabras para él y todas buenas. Es un tipo que convoca y contiene la mejor generosidad. ¡Ven pronto, colega! (12:03 horas) Los hermosos vecindos pasean por las calles con la mirada baja. No esperan nada, pero sostienen una belleza inigualable que produce destellos. Cuando los veo caminar hacia una plaza, quisiera ser como ellos, conocer con exactitud lo que no ...
Bitácora de Luis Felipe Comendador