Los hados meteorológicos que cierran los telediarios llevan diciendo toda la semana que nevará en España, que hará un frío de zurrasparse y que temblaremos bajo la bufanda, pero yo sigo notando una primavera fresquita que me hace salir en chaquetina de punto a la calle, sin más, y eso que voy mayor y friolero... Y tengo ganas de nieve, coño, que lo que más me gusta de mi tierra son las estaciones bien marcadas y los cambios que traen también variaciones estupendas de humor y de ganas de hacer. Esperando el frío leo a Antonio G. Turrión en «bejar.biz». Hace el colega un elogio de José Luis Majada, el cura que me llevó a la poesía con su «Duérmaste, madre...» y que me dejó KO con ciertos días de su diario inédito. Yo debo sumar a lo dicho por Antonio que J. L. Majada fue difícil en el trato, hosco y distante, y lo digo porque a la vez que su roce me dejó una notable sensación de altura intelectual, también sentí siempre una distancia inabarcable que me llevaba a sentimientos contradictor...
Bitácora de Luis Felipe Comendador