Salí tempranito de casa porque tenía que subir a Candelario para recitar en los “Desayunos con el Arte” que con tanto gusto y cariño preparan los amigos Luis y Josetxo en su Casa de la Sal. Primero me acerqué con el coche hasta el taller de mi amigo Vicente, pues el jodido carro, tan moderno él, no hace más que hablarme como una cotorra y me vuelve loco con su ... “atención, neumático bajo de presión”... “atención, depósito de limpiaparabrisas vacío”... “atención, bajo nivel de líquido de frenos”... y me tiene hasta la mismita punta de capullo. Vicentito me hizo una rápida puesta al día del auto mientras me echaba una bronca por descuidado y me informaba de que no hay manera de vender mi otro coche [un Korando de color grafito con 16.500 kilómetros -bien poquitos–, asientos de cuero negro, todos los extras y DVD en el techo, bien cuidado, que lo vendo solo por 12.000 euros de nada y necesito esa pasta como el merendar... pero no están los tiempos para vender coches, coño]... con mi Jee...
Bitácora de Luis Felipe Comendador