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Mostrando entradas de marzo 15, 2009

Desayunos en la Casa de la Sal.

Salí tempranito de casa porque tenía que subir a Candelario para recitar en los “Desayunos con el Arte” que con tanto gusto y cariño preparan los amigos Luis y Josetxo en su Casa de la Sal. Primero me acerqué con el coche hasta el taller de mi amigo Vicente, pues el jodido carro, tan moderno él, no hace más que hablarme como una cotorra y me vuelve loco con su ... “atención, neumático bajo de presión”... “atención, depósito de limpiaparabrisas vacío”... “atención, bajo nivel de líquido de frenos”... y me tiene hasta la mismita punta de capullo. Vicentito me hizo una rápida puesta al día del auto mientras me echaba una bronca por descuidado y me informaba de que no hay manera de vender mi otro coche [un Korando de color grafito con 16.500 kilómetros -bien poquitos–, asientos de cuero negro, todos los extras y DVD en el techo, bien cuidado, que lo vendo solo por 12.000 euros de nada y necesito esa pasta como el merendar... pero no están los tiempos para vender coches, coño]... con mi Jee

Transgrede...

Transgrede lo que puedas, que por más que te empeñes no hay alfombras para ti, viejo… poetiza el campanario de las piernas, la pasión de los trazos marcados en la espalda, lo que anula y convoca a la vez… lanza el dado de humo cada mañana y reparte por tus ramas los versos como pájaros negros recién posados. Tú no eres de aquí, no perteneces a esta furia de tendones y lóbulos, no tienes la estatura ni sabes trajinar este equilibrio… déjate de ti y suelta el vómito blanco, viejo, que se enteren, que anoten en sus libretas forradas que no eres uno de ellos y que ni siquiera te dignas en combatirlos… busca el mar y orina en él, viejo, busca lo torcido y ríete del surco… Estuve toda la noche a flote, Felipe, no se oía ni siquiera el zas de las rompientes de la costa. Pensé que me estaba alejando más que nunca y me dolió la garganta como un fuego. Me dejaba llevar, no braceaba. Los ahogados pasaban a mi lado como tristes naufragios y pensé en la cuchilla. Al despertar, ya era tarde. Seguía

Una muerte anunciada.

19 de marzo de 2009 Murió mi ordenador esta mañana y ando con uno de prestado, uno que no me conoce y no me sigue con la misma velocidad ni atiende a los gestos de mis manos con presteza… es un coñazo. Intentaré arreglarlo, pues mi máquina es única y casi imprescindible para mi expresión completa; además, alberga en su memoria todos mis pensamientos volcados, los mostrados y los que son solo para mis ojos. Perder esa información sería un pequeño drama personal y un caos en mi trabajo. Sé que le he pedido demasiado, que le he llevado al extremo de memoria y funcionamiento, que solo es una máquina hecha por el hombre y, por tanto, imperfecta… pero es la prolongación mejor de mi mano y mi cabeza. Espero una resurrección en toda regla, aunque me cueste una fortuna –que es cualquier cosa en estos días de ruina total. La verdad es que siempre tendí a desconfiar de las máquinas, y es por ello que siempre ando dibujando en mi cocorota estrategias de defensa o auténticos protocolos para salir d

Naturaleza sin mujer [un cuadro de hoy].

18 de marzo de 2009 Dibujé por encargo esta naturaleza sin mujer porque los pechos que dibujo escandalizan y no digo ya las vulvas de las que salen flores. Sí, me pidieron que el dibujo no llevara ninguna de mis mujeres y me marcaron todos los elementos que contiene, pero lo disfruté como un crío chico, igual que si fuera uno de esos otros dibujos que me salen del cuerpo con ganitas... pero pensé en añadirle una mujer al original nada más que se me diera el visto bueno a la imagen... y lo hice. ••• Sal del árbol como una flor temprana y muéstrame el pistilo, donde el néctar y las libaciones, muéstrame entero el abecedario de tu cuerpo para que yo lo lea y sé la primavera cierta entre el ramaje... te pintaré dormida sobre la silla rota, apoyada en el frutero de los limones maduros, junto a las amanitas o abrazando a las grullas recién venidas de nuestro mar secreto... sal para constelarte, que yo miro tu vientre de galaxia desde el punto de fuga... y móntate a horcajadas en el laúd de m

anudados con esturión [un dibujo de hoy].

16 de marzo de 2009 No, no es mi reino de este mundo, sino de otro con olor a pan reciente y a carne enredada, un mundo con un mar interior y uvas frescas reposando en vientres de muchachas, ofreciéndose, un mundo de savia chorreando de los árboles recién cortados para hacer una balsa desde la que pescar, un mundo de colinas invertidas como pechos profundos... y nadar con el gorro de baño de goma encajado en la cabeza, nadar detrás de las sirenas y de los esturiones, con la fe de un viejo ballenero, y herirlos con el arpón de carne... y anudarte en las noches mientras la lluvia escuece sobre la piel desnuda. Hierba sobre la que tumbarse... y algo de beber. ¿Te imaginas?... di, ¿te imaginas?... el muslo reposando en la axila mientras la pierna abraza desde la falleba de la rodilla, la garganta en el pubis y los pechos empujados a volar por la palanca de los hombros, el vientre confundido con el vientre y los brazos trenzados y mordidos por lo blando de las nalgas... un nudo hermoso dond

Las zapatillas bajo el mar de tu cama [un dibujo de hoy]

15 de marzo de 2009 [Variación sobre un tema de Farruco Sesto] ¿Te imaginas?... bajo el mar de la cama tus zapatillas, y yo solo veo eso... eso, y moverse el colchón con el lento oleaje de tu cuerpo imaginado. ¿Tendrás en la mano el as?, ¿sabrán tus pechos el abrazo y sentirán el pulso de lo que yo contengo?, ¿tendrá el acantilado de tu pubis ese olor a sirenas y a pescado reciente?... ¿te imaginas?... El prodigio de tu cuerpo cerrado y sus veredas, esa calma de mujer dormida con las esquinas cálidas como en una agonía de nubes que navegan, sin destino posible, a deshacerse. Te veo como el lienzo que tengo que pintar con la urgencia de la cuchilla, como el lienzo impoluto que espera la mancha del pincel o el asilo del dedo que lo rasga. Dulces calles tus calles, dulces veredas tus pliegues, dulces trochas que llevan al goteo de la tinta y las manos, dulce galaxia de lunares como barro salpicado... barro con el que hacerte de nuevo. El prodigio de tu cuerpo cerrado me sugiere la palabra