‘ Yo no me puedo quejar ’, me dijo, ‘ no me debo quejar ’, y no sé si rectificaba o sumaba el ‘ puedo ’ al ‘ debo ’... ‘ y me da pudor ponerme al lado de los indignados cuando en un par de días salgo hacia la playa para largo y acabo de cobrar una extraordinaria golosota ’... y yo le dije que no es cuestión de cobrar más o menos, que eso es circunstancial, y le expliqué que la cosa va por la cuarta o quinta cuenta del collar y que él está ubicado en la cuenta número diecinueve... y que ahí también va a llegar el ahogo, porque roto el nudo que lo hace circunferencia -que lo hace collar-, da absolutamente igual el lugar que ocupe cada cuenta, todas se deslizan y caen sin remedio... y le quise explicar que ahora tiene la oportunidad de ponerse del lado de la ilusión... ‘ ¿no ves que no puedo, amigo?, tengo un estatu que no me lo permite... ¿pero cómo me voy a quejar yo, con mi suerte? ’... y le expliqué que eso no tiene nada que ver, que su postura debe ser la de la solidaridad, la de e...
Bitácora de Luis Felipe Comendador