Porque esto es un sindiós y una cadena y una barba mal igualada y un cárabo y una rosa de sangre pendiente en algún pecho... porque esto es un sindiós, me agacho y espero, ya que no sé rezar ni me apetece, y me siento las ingles como si fueran escaramuzas, y me desolo solo, y me inquieto porque esto es un sindiós. Aquella porcelana que late al otro extremo no quiere saber que aquí la ciencia es ciencia y el minuto es minuto, que a veces me detengo a escuchar cómo suena el agua en las claraboyas, que desfallezco y vuelvo a tomar aire como quien toma absenta... aquella porcelana bellísima no soporta los trámites ni el golpe... tan solo quiere luz y fuego intenso, caracolas y mástiles, agua limpia y quizás unas flores muertas. Vivir aquí, donde nada es cerámico, donde todo es papel moneda y timbre, es bastante distinto que el ser de aparador o de encimera... y yo le intento hablar con palabras de barro, le intento sonreír con sonrisa de escuela, busco hasta los regates más fin...
Bitácora de Luis Felipe Comendador