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Mostrando entradas de junio 10, 2007

Otro día de lluvia en los cristales...

Otro día de lluvia en los cristales para evocar tu boca, una boca concreta que dice y besa; otro día para que vuelvas a ser mi ‘garota de Ipanema’ en un rincón del parque, ¿recuerdas?, guarecidos del temporal que nos apretaba, abrazados por una fuerza interior que lanzaba bombas atómicas al mundo, bombas que estallaban en un ‘somos dos y uno a la vez’. Ahora escucho, para verte así, a Sergio Mendes, a Peggy Lee, a Najwa Nimri, a Marina Lima… todos con ese ‘… ¡ay!, ¿por qué estoy tan solo?… ¡ay!, ¿por qué me siento triste?… ¡ay, la belleza que existe!’… Un día total para bailar juntos ‘Take a walk on the wild side’, sin los críos pidiendo la comida o la ropa, sin ellos, que son aquellas justas bombas que lanzamos juntos contra el mundo. Nos hemos dado siempre razones para el amor, y lo hemos hecho sabiendo que la libertad no existe y que la mejor opción radicaba en escoger nuestras propias cadenas. Otro día de lluvia en los cristales para saber a ciencia cierta que hemos fracaso delicio

Riendo con un superviviente.

Hoy me contó Malick que está algo triste porque le regala cosas todo el mundo y él no puede hacer ningún regalo a nadie. Le dije que no tenía de qué preocuparse, que su regalo constante es esa sonrisa amplia y sincera que nos dedica a cada uno de los que nos rozamos con él cada día. No lo entendió bien, porque insistió en que él no regalaba nada, y le hice comprender en diez minutos todo lo que me ha dado desde que llegó a Béjar en ese horrible periplo desde su Gambia natal. “Sí, Felipe, pero Malick no tiene nada que darte para que tú le recuerdes”… y ese afán por cosificar la amistad, el cariño y el agradecimiento me cabrea, porque también se siente pobre en ese sentido, en el de dar. No le basta con darse. Es un tipo magnífico. Le dije: “Mira, Malick, cada vez que me veas, me vas a decir: ‘blanco, cabrón’, y yo me consideraré regalado por tus palabras”. Y respondió: “Noooo, yo no puedo llamarte así, Felipe, eso es malo”… [yo] “Pero si yo te llamo todos los días negro cabrón y tú sonr

Día meón con escayola.

El día está meón, con un viento levantafaldas y constantes aguaceros que me recuerdan los días de lluvia en Karatu y Arusha, sorpresivos y bellos, salvajes en su alfombra de pétalos de jacarandá cubriendo las calles de Arusha o dejando un barro rojo intenso en las pistas que nos llevaban al penúltimo poblado masaai. Dormí mal y no atiné a mirar por la ventana antes de salir de casa esta mañana, por lo que me embucé en mi atuendo de verano [chanclas incluidas]. Ya en la calle, con la hora del cole pisándome las pestañas, no quise rectificar y llegué al trabajo empapado y con los pies nadando en sus propios chipicharcos. Me encantan estos días que llegan como a traición y en la calle se hacen puro contraste. Las mamás con sus críos, corriendo hacia el colegio, son un bello compendio de ropa y actitudes: las hay bien abrigadas, con paraguas y botas; otras van en camisa con el frío marcando longitud en sus pechos; unas corren discretas, otras gozan la lluvia y se dejan al viento, muchas ni

Estar viejo no es serlo.

Conocí hace unos días la nueva Sodoma que se hace y deshace en las noches de los fines de semana de la movida nocturna juvenil. Bares de copas que tanto me recuerdan a aquel ‘Gato negro’ bejarano que significaba lo prohibido. A aquel garito, sobre el que ahora se asienta mi imprenta, asistían tipos más bien maduros, hombres hechos y derechos, para tomarse copas y rozarse con las mujeres más atrevidas de aquellos años. Era una Sodoma con carácter y con su pequeño lumpen de pelo en pecho y fajas con ballenas… Ahora, esa Sodoma ha perdido carácter y edad, a la vez que vergüenza y clase: una miscelánea de chiquillos mataditos a pajas, dandy’s con orejas de soplillo, mochulelitos imberbes con la hora fijada en el reloj de casa, muchachinas de teta novicia y entreta forzada, putichildrens con braguinas de tirilla encajada y pintadas como cuadros de don Vicente Van Gog, colegialas con principios de furor uterino, pastilleros ocasionales [si es que les llega la paga semanal]… todos bebedores d

El dolor no se mide, solo es dolor.

Acuso recibo del nº 20 de la revista “a mínima::” con su colección de propuestas visuales y conceptuales contemporáneas; también del artículo en forma de libro “España. La condición de la mujer en la sociedad contemporánea”, de Clara Campoamor, editado por la Consejería de Presidencia del Principado de Asturias. Gracias por la amabilidad del envío. ••• Hoy ha muerto el gato de Ana, mi camarera favorita, y el café se tornó amargo cuando conocí esa noticia tan pequeña y a la vez tan importante. Dice Pavese que un hombre maduro es el que distingue entre sí mismo y los otros. Desde esa madurez se puede hacer una cromatografía del dolor muy interesante, y en ella entra la valoración de los seres vivos cercanos –no importa la especie ni el reino– con relación al yo, y la de esos seres muertos. Cuando eres un joven inmaduro, cualquier golpe de falta –muerte– se tiende a magnificar en lo corto y a diluir con el extricto olvido en lo largo. Sin embargo, uno siente la madurez cuando ve esas muer

Joan Margarit evoca a José Agustín Goytisolo.

El mundo es un pañuelo, y no siempre para enjugar las lágrimas ni las verdes mucosas que producen los tipos que nos producen alergia. Me ha llegado desde Cambrils, de la mano del inefable Ramón García Mateos, el libro de actas del III Congreso Internacional “Cambrils ‘05”, que estuvo dedicado a José Agustín Goytisolo de forma monográfica. Me pongo a echarle un vistazo a sus páginas, y felizmente me encuentro a Joan Margarit haciendo una hermosa lectura [subjetiva, claro, cómo no iba a ser así] sobre la obra de José Agustín. Califica Joan a Goytisolo como el mejor poeta de los cincuenta [yo estoy de acuerdo, aunque le voy a sumar a Ángel González, y eso que no hay nadie mejor ni peor, sino –y quizás– todo lo contrario], asegurando que los mejores poemas de J.A. van a durar más que los mejores poemas del resto de sus compañeros de generación [También puede ser posible, igual que los de Ángel González]. De los apuntes de esta lectura, anoto algunas frases de valor que me apetece dejar: •

La belleza, con la edad, gana en matices lo que pierde en decorado.

Anoche, justo cuando salía de mi estudio, me asustó la cohetería del festejo organizado por el alcalde en funciones para inaugurar la Plaza Mayor, que no me esperaba yo a esas horas de la noche aquellos estallidos de… ¿júbilo?, un júbilo que según las informaciones que tengo ha alcanzado la cifra de 44.000 euros de las arcas bejaranas [parece ser que antes de las elecciones lo pagaba todo la Junta de Castilla y León, pero que ahora, con la ciudad perdida, ha caído todo sobre los hombros del dinerito local]. Y este gasto se hace ‘en funciones’ y a cuatro días de entregar los papeles que queden en el ayuntamiento, y para más inri, ha llegado a mis oídos que se pagó en mano, circunstancia que jamás se hace con las empresas locales que sirven mercaderías al ayuntamiento, aunque sientan el ahogo de la banca, la Seguridad Social y la oficina de la Hacienda Pública. Este morir gastando ante la imposibilidad de morir matando es muy significativo. En fin… que ya se acaba. (11:20 horas) Me hace