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Mostrando entradas de diciembre 19, 2010

Esther... mi mejor regalo de Navidad.

Esther y yo durante mi estancia en Paracas en 2009. Quiero recuperar ahora parte de una entrada que hice desde Perú el día 11 de noviembre de 2009: “Ya de noche, salí con idea de cenar algo en los puestitos del paseo, y se me acercó una niña encantadora para atraerme con insistencia a uno de los puestitos. Me cayó tan bien, que entré al engaño sin pensarlo. La niña pasó todo el tiempo a mi lado durante la cena, primero preguntándome por asuntos tan comunes como mi nombre, mi país de procedencia o lo ‘raro’ de mis ojos verdes, y luego desatándose en un correlato infantil y maravilloso sobre mi única pregunta: ¿me puedes contar cómo sentiste el terremoto?... a la niña, que se llama Esther, se le iluminaron los ojos y comenzó una perorata divina que no acabaría hasta que decidí retirarme a la habitación de mi hotel para descansar un rato [en mi habitación, anoté antes de dormir todas sus palabras en mi cuadernito de Perú y las reproduzco aquí tal como aparecen]… “Estaba fumando un ci

Tres hermosos vencidos [una exposición fundamental en el Casino Obrero de Béjar]

Ayer pasé el día medio dormitando metido en mi estudio, como vaciado de un no sé qué que me obligaba a estar en tono bajo y que presagiaba que algo importante iba a suceder y que debía estar preparado con toda mi energía acumulada para el momento preciso. A las seis de la tarde decidí hacer una de esas performances que se me ocurren a final de año para soltar algo de tensión y luego subí hasta NOTESALVES para hacer acto de presencia en mi exposición de obra... allí había una pareja de conocidos mirando los cuadros y nos saludamos... el tipo me dijo... “hay que ver las vueltas que da la vida, quién iba a imaginar esto”... y yo le contesté que la vida no da vueltas, que todo fluye y cada uno termina siendo el fruto de sus cobardías y sus miedos... “pero yo no imaginaba este mundo que nos presentas ahora, así, en crudo... te conocía y nunca hubiera pensado que estabas en esto”... entonces es que no me conocías, amigo –le contesté–, solo me veías pasar... y ahí quedó la cosa mientras su

No recordaba una nevada como la de hoy

Día 22 de diciembre. Llevo el día desatado en trabajo semifísico [un término extraño, lo sé, pero define mi actividad de hoy] y mi cabeza ha tomado el camino de la enumeración caótica... todo empezó con Radio Tormes machacándome las neuronas con canciones antiguas de tuna [es una extraña manía de Paco, mi maquinista, poner desde primera hora esa cadena de radio que abrasa y crucifica, y lo hace como una suerte de galeras que machaca y deja medio esclavizado al auditorio]... y mi cabeza tomó el camino de la evasión como única salida posible de esa tortura... y no podía parar, que no pude parar ni en la hora de la comida junto a mi Guille... una pasada de día. El día de irme, la claraboya como un pozo de luz allí arriba, crestas de gallos lascivos, dos pechos sin el abrazo del satén, marimba, la bruja llena como una luna, claudicar es de cobardes, me llueve y te pierdo, colinas leves para agosto, blondas... sí, blondas manchadas de lipstick rouge porque una boca... no, mejor medias de n

Los días en que los hijos vuelven tarde...

Castiga el bazo, como poco, el saber que se acercan los días en los que los hijos vuelven tarde [como vuelvan, que es mejor no andar preguntando], que llegan las comidas comunes en las que siempre falta alguien [por deceso o por cualquier otra razón cazurra] y sobramos casi todos, que se acerca el trazo capital del consumo manirroto [este año bastante más roto que otros] y que se llenarán las calles de tipos que tuvieron que salir huyendo un día de esta quema ancestral de obreros del textil que fue Béjar un día [hoy ya es otra cosa más cutreglobal y esquiadora]... Siempre suelo quejarme en estas fechas de achuchones a destiempo y de cariños falsos, de moralina y regalos envenenados, de esa bondad precaria que más que solucionar, cabrea... y dios en tantas bocas para justificarlo todo. En estos días se me va la cabeza a los que precisan como verdad absoluta un hogar, una cama, una cena caliente y todas esas cosas capaces de vestir de dignidad a un hombre... y entonces las sonrisas fals

Ese interés lúdico que te da el saber que vas hacia la muerte.

Imagen tomada en Béjar el día 18 de diciembre. Ser consciente de la muerte propia da vidilla y abre el cuerpo y el espíritu a la posibilidad... amo porque me muero, escribo porque me muero, me desato porque me muero, acojo la lluvia y el nublado porque me muero, río porque me muero, vivo porque me muero... y desde ese naufragio [que es puro conocimiento] comienzo a despreocuparme por ciertas cosas del mundo de los hombres... por sus trámites y sus asuntos reglados por acuerdo unánime [es todo una matemática de números rojos], por la mirada crematística y aburridísima del mundo, por las máscaras obligatorias, por el temor de ese dios inventado como sinergia de poder, temor y dinero... vamos, que me empieza a dar todo un poco igual si no despierta en mí cierto interés lúdico. Cuando uno sabe a ciencia cierta que se muere, es cuando empieza a buscar sensaciones con hambre y a gozarlas, porque empieza a tamizar en su vida y concluye que el sentido común es un absurdo moral que ya fue a

No puedo decir que esté acabando mal el año...

Entrega de un cochecito de bebé SBQ a una mamá durante la fiesta de Navidad organizada por SBQ Perú. No puedo decir que esté acabando el año mal, a pesar de lo puñetero que ha sido... en este momento tengo abierta exposición de obra y se va vendiendo [imagino que es gracias a que los fondos obtenidos son para los proyectos solidarios de SBQ, no por mi prosapia pintora, je]... a mitad de semana me llamó Fabio de la Flor [mi editor salmantino de “Delirio”] y me propuso editar una nueva aforística con el material que tengo acumulado y que titularé “Si Dios está en todas partes... también estará en las mías”... y acabo de recibir un montón de material gráfico sobre la campaña navideña de SBQ en Perú, que este año se ha multiplicado por tres, pasando de hacer una fiesta a hacer tres fiestas [para niños de El Porvenir, Alto Trujillo y Cerro Bolongo], lo que me deja muy satisfecho por la marcha de ese grupo hermoso dirigido por Lorena Pajares. No puedo pedir más... ¿o sí?... claro que sí,