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Mostrando entradas de junio 23, 2013

Volví a Salamanca...

Volví a Salamanca después de unos cuantos meses sin hacerlo, todo para ese tráfago de matricular a un hijo en un módulo (ahora, en vez de estudiar carreras, especialidades, artes u oficios, se estudian ‘módulos’)... era día de notas y los chavales desfilaban con caras dispares (más dis que pares) y con sobres marrones entre sus manos que contenían algo de su futuro cercano propiciado ya por su pasado reciente... me encantó detener mi mirada durante más de dos horas en esa microturba de hombres y mujeres recientes... pocos pasaban acompañados de sus padres (estos, todos, llevaban la cara seria mientras escuchaban los ‘te lo dije’, los ‘¿ves?’, los ‘vaya verano que nos espera’), otros pasaban en grupos montando algarabía cuando uno decía... ‘a mí solo cinco’ o ‘a francés se va a apuntar su puta madre para el curso que viene’... y algunos pasaban solos (estos, por lo general, llevaban gesto satisfecho)... calculé grosso modo que la cantidad de alumnos de ese centro podía rondar las qui

Notas de mi cuaderno de junio.

Un hombre es su sed. Me dijo: ‘Busca en lo que no importa’. Si quieres ocultarte, muéstrate. ¿Por qué se desprecia tanto el trabajo manual? ¿En qué se diferencia un ayatolah de un papa? Toda religión parte de un punto de inmoralidad. Mientras no exista democracia económica, nada puede ser democrático. Quien ‘afirma’ la existencia de Dios debería demostrarlo. Las religiones se alimentan de angustia. Acordarme de esto: las minorías son siempre las que provocan los desarrollos. Las creencias se asumen y las ideas se discuten... ¿con cuáles me quedo? Error: adecuar la enseñanza al mercado de trabajo. Antes de desconfiar es preciso conocer. El mayor problema de la juventud es que puede ser fácilmente utilizada. No se enseña a morir en la escuelas... ¿para qué, si la muerte siempre llega?