Volví a Salamanca después de unos cuantos meses sin hacerlo, todo para ese tráfago de matricular a un hijo en un módulo (ahora, en vez de estudiar carreras, especialidades, artes u oficios, se estudian ‘módulos’)... era día de notas y los chavales desfilaban con caras dispares (más dis que pares) y con sobres marrones entre sus manos que contenían algo de su futuro cercano propiciado ya por su pasado reciente... me encantó detener mi mirada durante más de dos horas en esa microturba de hombres y mujeres recientes... pocos pasaban acompañados de sus padres (estos, todos, llevaban la cara seria mientras escuchaban los ‘te lo dije’, los ‘¿ves?’, los ‘vaya verano que nos espera’), otros pasaban en grupos montando algarabía cuando uno decía... ‘a mí solo cinco’ o ‘a francés se va a apuntar su puta madre para el curso que viene’... y algunos pasaban solos (estos, por lo general, llevaban gesto satisfecho)... calculé grosso modo que la cantidad de alumnos de ese centro podía rondar las qui...
Bitácora de Luis Felipe Comendador