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Mostrando entradas de febrero 13, 2011

Fumando un cigarrito, me encontré con una nutria.

Harto de que no me dejen fumar con el café de la tarde, y con ganitas de despejarme un poquitillo de estos días cabrones e inevitables, dejé a Guille en el cole a las tres y me fui con mi cámara a intentar fotografiar a alguna cigüeña o a alguna rapaz cerca del basurero de Béjar. Cuando llegué al depósito de basuras no había ni un ser viviente visible en todo el perímetro que abarcaban mis ojos, así que decidí darme una vueltecilla caminando por la carretera de Fuentebuena para respirar aire puro y olvidarme de los malos rollos. No había aves... pues a fotografiar líquenes, que ahora presentan unos tonos y unas estructuras chulísimas. Cuando me cansé de caminar y de liquenear, me senté en el murete que cerca un prado extenso con una pequeña charca y, mirando a la charca, me encendí un pitillo. Se estaba de puta madre... solo, en silencio... y de pronto vi tres estelas grandes en el agua de la charca... flipaba y no podía creerlo... ¡tres nutrias en el agua! y yo sin la cámara preparad

Sobre la confusión y otros azares hospitalarios.

Cuando no vas de urgencias, el hospital es mucho más relajado, aunque no pierde su calidad de jodido taller de reparaciones. De día bulle y parece que los males particulares se diluyen entre los males de todos, entre el trasiego de enfermeras y galenos, de visitantes y de cuidadores estacionarios. La noche es otra, pues la ausencia de luz y el falso silencio consiguen que el dolor se focalice, haciendo que el tiempo parezca eterno para quien padece y para quien cuida... prefiero, entre lo malo, un hospital de día, coño. Hoy vi cómo un enfermo se escapaba con el pijama puesto debajo de su americana [imagino que iba a fumarse un cigarrito a la calle] y me sentí bien porque se me quitó esa sensación de cárcel en la que quedas atrapado por el solo hecho de tener que seguir un tratamiento hasta el final... me gustó ver esa chispa de libertad en un tipo que quizás estaba haciendo la hazaña de su vida... la verdad es que se le veía nervioso y no tenía muy buena cara [me refiero a que no pare

Comida con cigüeña...

Por esos jodidos azares hospitalarios, hoy me tocó comer en casa de mis padres, y me tocó hacerlo justo mirando al paisaje que veis arriba... la Peña de la Cruz, el monte de invierno sin un solo toque de verde y una cigüeña en su nido aguantando un viento riguroso y una temperatura fría de cojones. Por suerte tenía mi cámara... y comí disfrutando de esta cigüeña hermosa que os dejo.

Adiós a mi pornotapado.

Se asombra Hugo de que aún conserve mi cuenta Fbk como yo me asombro. Es la lujuria de meter goles a las grandes piporrerías globales lo que me encanta de todo este juego, intentar y fracasar casi siempre, hasta que un día pocholo se da cierta trinidad y el asunto tira adelante, y entonces hay que dejarlo estar como test a los filtros censores para conocer el grado de su fiebre y el estado de su control, para saber a ciencia cierta que no son esos pretendidos dioses que se creen, ni siquiera los grandes hermanos en que pretenden erigirse. El tipo me ha descubierto [es un campeón] y el juego acaba de dejar de ser juego y ya no sirve, así que le daremos la baja hasta nueva ocasión. Ggl es bastante más fino en su control censor, pues ya me ha pillado en un par de ocasiones. La entrada tenía un premio "pornotapado" desde junio de 2009... jajajajajaja.....

Descansar con W.

“ He oído que has dejado tu empleo... sí, ha sido un impulso autodestructivo... perdona, pero estábamos hablando de orgasmos... ” y “DONT WALK” contrastando en la noche de Manhattan o “ no tomo alucinógenos porque hace unos cinco años los probé una fiesta y... ¿y qué?... intenté quitarme los pantalones por la cabeza... ” y Annie reía. El “tequiero” resulta una expresión insuficiente porque el “teadoro” es un término más redondo, dijo mientras la besaba... y a mí se me venía un sabor acre a la boca, un sabor de estos días cansados llenos de pensamientos extraños. Cuando me llegan experiencias que me llevan a pensar sobre el sufrimiento, tiendo a refugiarme en Woody Allen, fundamentalmente en ‘ Manhattan ’ y en ‘ Annie Hall ’... y pongo las pelis una y otra vez, y vuelvo atrás en las escenas para saborear los geniales diálogos, las caras de los personajes, la ropa que llevan puesta, los fondos de cada plano, los muebles, los escaparates de las calles... hasta que me calmo y vuelvo a es

Como en un 'singanas'.

Ayer. Vuelvo a afirmar que la vejez es fea, no me gusta y me da miedo por su incapacidad y por la dependencia que produce. Creo que el decurso del Hombre ha conseguido este estado absurdo de los hombres. Anoche, en la sala polivalente del Hospital Clínico de Salamanca, había varias camas con ancianos [algunos claramente terminales] sufriendo, agotados, un final que ya debiera haber llegado hace tiempo... pero la medicina los mantiene atados a una vida que no es más que un acabarse lento y doloroso, un proceso que a mí me parece inútil si no hay capacidad de ofrecer, junto a la extensión del tiempo vital, ciertas circunstancias de bienestar asociadas a algunas capacidades. Yo no quiero eso para mí de ninguna de las maneras... y hasta me parece una crueldad mantener unas constantes biológicas con la certeza del daño que eso supone... pero están la jodida moral imperante y el concepto religioso sobre la vida para enfangarlo todo y crear un sufrimiento incontable y tremendamente injust