Ahora me doy cuenta de que toda la vida he andado buscando una columna vertebral para cada una de mis palabras y, sin embargo, sólo he logrado que se apoyen en una columna de huesos viejos y ajenos que puede desmoronarse en cualquier momento. Joan Brossa y sus «poemes visuals» consiguieron una obra bien cordada. Como última opción podría dedicarme a robarle sus vértebras para hacerlas mías. (11:07 horas) Cuando Descartes dice en sus «Meditaciones metafísicas» que Dios podría haber previsto que el hombre no se equivocase nunca, está sometiendo a duda su entendimiento y el valor de Dios. Cuando yo pienso en alto que Dios no existe, quiero elevar una certeza del campo de la especulación –donde no debiera haber estado nunca– al de las afirmaciones taxativas. Lo malo es que esta verdad alumbra el fracaso de casi toda la humanidad y, por tanto, resulta tan poco práctica que, como mucho, debe quedarse en verdad individual y privada. Y con esa verdad se hace daño, se hiere... pero es una verda...
Bitácora de Luis Felipe Comendador