Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto 24, 2014

Y todo porque Tattoo leyó a Leopardi...

Retrato de Flush, la perrita de Julia y Paco Castaño. A Tattoo siempre le gusta ponerlo todo en un contexto y relacionarlo, sobre todo en sus asuntos de lectura y de música. Yo soy de otra manera, leo a Laforgue, a Shelley, a Stevenson… y solo leo a Laforgue, a Shelley, a Stevenson… sin ninguna consideración a su tiempo, a su espacio o a los escritores encajados en alguna estética pareja… los leo exactamente para mí, en ‘yo’ y sin más afán que bañarme en sus palabras… y a Tattoo esto le sorprende –y yo diría que hasta le espanta–, no entiende que no sepa indicarle paralelismos entre autores o que apenas atine a ubicarlos en alguna estética… eso de que yo le recomiende un libro y solo le diga que me ha gustado, creo que le desquicia… pero yo soy así y Tattoo termina aceptándolo, no sin cierta perplejidad acompañada de algo de recriminación por mi falta de perspectiva… y yo le digo siempre que la trama de autores no me interesa, como no me interesan el decorado personal y social d

También deseo...

Me desespera el orden, lo bien puesto no sé para qué… otra cosa son los escaparates de las tiendas, ahí intentan vender… pero yo, ¿qué voy a vender en mi mesa?, ¿qué voy a vender en los estantes de mi biblioteca?… si todo lo que hay ahí es para mí… y el orden, como digo, me desespera… y eso lo llevo hasta mi forma de ser y estar. Alguna vez me llamaron ‘pijo desaliñado’ porque siempre voy con ropa y objetos de marcas conocidas, pero impecablemente desarreglado, con todo dejado a su justa caída sobre mi cuerpo, suelto… el pantalón arrugado y flojo, las camisas por fuera y con un regazado de mangas absolutamente casual… mi madre siempre me dijo: ‘eres un Adán, pero te quiero tanto’… ahora me lo sigue diciendo con los ojos cuando voy a verla y me atusa el cuello de la camisa o me sube el pantalón hasta la cintura… luego me besa en la mejilla… y a veces me siento como Traveler, un verdadero hombre de acción que ha hecho de todo y que casi nunca ha terminado nada, precisamente por

Si al final me voy a morir, ¿no?...

Si al final me voy a morir, ¿no?, como todos… y entonces quizás pareceré bueno o hasta lo mismo pareceré exactamente lo que soy: un trozo de carne puesta a orear con ciertas intenciones –algo, por otra parte, que no conseguirán muchos de los que están, serán o fueron–… y recuerdo a la mujer sentada frente a mí, sin mirarme ni un segundo a los ojos durante toda la conversación absurda que mantuvimos… yo pensaba, mientras me hablaba, que a esa mujer le quedaba grande el despacho mínimo en el que conversábamos, su puesto político multiplicado por dos y, por supuesto, el sueldo público que se lleva cada mes a sus bolsillos… sonrió un par de veces con una de esas sonrisas de cuchillo que asesinan… una de ellas fue para decirme que a los comerciantes les molesta que vendamos en la calle… pero repetidamente echaba la responsabilidad sobre otro para intentar quitarse de encima el peso de mi sola presencia en su espacio… y yo no fui desagradable en ningún momento, lo juro, porque con