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Mostrando entradas de abril 29, 2012

Carta a Javi Viadero.

Oh, amigo mío, el de las barbas luengas, el de las barbas de futuro.  ¿Qué escondes en Meruelo y no compartes?...  ¿acaso la asonada que andamos precisando los hombres escleróticos? Aquí, en el exterior, aún no arde nada, Rouco dice sus misas en lujosas basílicas vestido de pollera en un domingo y explicando la vida en un falsete... Rajoy mendiga afuera y mata adentro... Tu paisano Botín –que es como el cerdo donde meto mis últimas monedas– hace mofa en inglés de esta ruina y algún amigo mío ya se fue a Panamá a buscar fortuna... No hay mucho más, amigo, si olvidamos de golpe a toda esa marasma que pasó del harapo a los satenes, de ser los aplastados por la hojarasca fáctica a ser neoliberales de la caverna nueva por esa ilusa causa de tele, coche y piso. Yo sigo en el intento de dejar el tabaco y abandoné el café que tanto bien me hacía –no llega ya la pasta para tanto dispendio–, apenas salgo e incluso sopeso en mi bolsill

Esto ya cansa...

Esto ya cansa, sobre todo porque sé a ciencia cierta de qué va la vaina de infundir temor a las gentes normales para sojuzgarlas... estos tipos están locos por el dinero, ese sinvalor capaz de anular todo lo que la vida ofrece de verdad... cansa porque solo es un juego que se torna aburrido, porque su dimensión y su contradimensión no son tangibles y hay quien juega siempre con las cartas marcadas y cambiando las normas a su antojo constante y a su beneficio delictivo... y lo mismo la solución más fácil consiste en tomar la sensata decisión de dejar de jugar para empezar a vivir. Lo peor es que los hombres somos seres realmente extraños que hemos confundido los valores vitales, como el alimento o la reproducción para perpetuar la especie, con la alucinación del beneficio que producen nuestros excedentes (se produce mucho y sobra... y ahí radica el juego)... es todo una lucha por crear necesidades para elaborar excedentes de productos que traigan consigo nuevas necesidades...

Dejar la memoria de mi tiempo.

En mi mano, la 'lágrima de duende' que ayer me regaló Marisa Tejada. Escribiendo, dibujando, haciendo cualquiera de las cosas que hago... solo pretendo dejar memoria de mi tiempo (no del de los demás, ojo, aunque todos somos tan iguales que mi memoria termina convergiendo con la del resto), y esta pasión por ‘contarme’ es a la vez una pasión íntima y una pasión pública, con todos los inconvenientes que ello conlleva... y mostrarme así también es demostrarme a mí mismo que existo, que soy de una forma extraña igual y diferente a los otros... y también me divierto en este dejar rastro interminable, un rastro que me trabajo día a día con todas mis posturas ante el mundo y que me otorga cierta tensión vital –muy necesaria para no sucumbir ante cada uno de los acontecimientos que me asaltan mientras se encabalgan para abrumarme. ••• Marisa Tejada en su papel de 'El Duende del Globo'. Ayer vino a visitarme, de la mano de la inefable Marga Íñiguez, Maris