Oh, amigo mío, el de las barbas luengas, el de las barbas de futuro. ¿Qué escondes en Meruelo y no compartes?... ¿acaso la asonada que andamos precisando los hombres escleróticos? Aquí, en el exterior, aún no arde nada, Rouco dice sus misas en lujosas basílicas vestido de pollera en un domingo y explicando la vida en un falsete... Rajoy mendiga afuera y mata adentro... Tu paisano Botín –que es como el cerdo donde meto mis últimas monedas– hace mofa en inglés de esta ruina y algún amigo mío ya se fue a Panamá a buscar fortuna... No hay mucho más, amigo, si olvidamos de golpe a toda esa marasma que pasó del harapo a los satenes, de ser los aplastados por la hojarasca fáctica a ser neoliberales de la caverna nueva por esa ilusa causa de tele, coche y piso. Yo sigo en el intento de dejar el tabaco y abandoné el café que tanto bien me hacía –no llega ya la pasta para tanto dispendio–, apenas salgo e incluso sopeso en m...
Bitácora de Luis Felipe Comendador