La maga come charcos y besa caliente en los días de invierno. No le tiene miedo al luego, aunque le espanta no aprovechar las oportunidades del ahora. Guarda un dedo para la sien... por si las moscas. La maga tiene un puñal de hielo que siempre se deshace hundido en cada herida que produce. En el preludio de cada crepúsculo saca la empuñadura al raso y la deja al goteo de la fuente fría para que con la amanecida se haya creado un arma nueva y transparente. La maga supo un día que tener metas físicas es la más pobre misión de un hombre. Ser feliz para ella es sentir que todo es suyo sin poseerlo. La maga quiere un amante que se solace en su cuerpo, pero no es capaz de encontrar a un hombre de su talla. La maga dice que vivir es mantenerse siempre en vilo. La maga, arrimada al fuego, me enseñó una noche que donde existe belleza no hacen falta modas. Yo le dije que eso me sonaba al soneto 68 de Shakespeare. Ella me contestó que sí y sonrió. La maga se baña y nunca se seca el pelo...
Bitácora de Luis Felipe Comendador