Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo 27, 2007

Los errores como camino de conocimiento.

Considerar nuestros errores como camino de conocimiento es una forma positiva de tomarse el asunto de la vida, más si entendemos la vida como la acumulación de lo que queremos creer y no de lo que en realidad es y se patentiza ante nuestros ojos. La magnitud humana más valiosa es la de imaginar para deformar la realidad [que siempre es cruda] y hacernos con ella de una forma cómoda y poco traumática. Nacemos, nos despedazamos y morimos para ser un frío esqueleto, he ahí la verdad desnuda, que puede adjetivarse con que sentimos dolor y placer [que no es más que una deformación del dolor]. Llegamos a cumbres para caer de ellas y obtenemos recursos para perderlos. Lo rechulo de nuestra especie es que tiene el don extraordinario de cambiarle el valor a las cosas y a los sucesos hasta el punto de hacerlos pares a su realidad mediante la ‘creencia’. Creer, a veces, sirve para tener la sensación de vivir mejor, lo que no le quita a la realidad su terrible verdad. (13:50 horas) Posó ‘El Abuelo

Sobre el valor icónico de la palabra.

Dejo a Michael Johnson y a su esposa, Sarah Ford, en su librería/papelería de Lichfield, ambos sobrenadados en su sensación de ‘lúgubre desdicha’, y los dejo como con pena, pues el texto de Boswell envenena y casi obliga. Los dejo para mirar a mi hijo Guillermo sin dos dientes ya y con sus nuevas gafas negras de ‘Adolfo Domínguez’. Está pletórico, vital, precioso… crece en todo cada día y me roba sonrisas constantemente con sus multiplicaciones de tres cifras y ese contar con los dedos a hurtadillas mientras mira al cielo raso del salón de casa como buscando mágicos resultados. La noche electoral, cuando llegué a casa de celebrar en la Agrupación Socialista Bejarana el tan esperado triunfo, me había dejado un folio sobre la banqueta del recibidor con el dibujo de un coche en el que se podía leer claramente: “PSOE CAMPEÓN˝. Le encanta sorprenderme con dibujos referentes a cosas que me agradan, y lo hace constantemente. La vida es para apreciar estas pequeñas cosas e irlas amontonando ju

Astenia.

Golosote el correo postal con la esperada edición Acantilado de “Vida de Samuel Johnson”, de James Boswell, de la que tan apasionadamente me habló Braulio G. Noriega hace unas semanas. Estoy ansioso por empezar con sus páginas un idilio largo y tendido, que hace tiempo que no tengo experiencias místicas y medio sexuales con un libro y ya me va apeteciendo un puntito. ••• Estoy algo asténico [debe ser la primavera] y demasiado metido en mi curro. Ambas circunstancias me conforman como un tipo cansado de cara al otro [no es una imagen atractiva la mía en este momento] y me llevan agotado a la cama por las noches, hasta tal punto, que se da la circunstancia de que tengo mi brazo derecho lleno de heriditas que provienen de mi lucha solitaria y diaria en la cama [soy demasiado movido en el sueño y en el constante braceo me golpeo con un cesto de castaño que hay justo al lado de mi catre, el cual me deja lacerado el brazo]. Hasta hace unos días no caí en la cuenta de la procedencia de tales

Un ciudadano bien informado cobra valor democrático.

En la vida [mirada desde la individualidad] es importante saber determinar qué es lo que estamos dispuestos a sacrificar [arriesgar] con la meta de ‘conseguir’ algo que realmente nos apetece [y no entro en la valoración de la apetencia]. Sabiendo lo que arriesgas estás en condiciones de medir perfectamente el tramo que acota desde lo que puedes ganar hasta lo que puedes perder. Así es más fácil la lucha, partiendo siempre de presupuestos por arriba y por abajo que se pueden hacer tangibles. En política, a pesar de que el tempo político es absolutamente distinto a los demás tempos, resulta también de vital importancia que junto a los proyectos programáticos figure el presupuesto de los riesgos, y parece fundamental que dichos riesgos se le expliquen al ciudadano. Abro esta entrada en los términos antedichos porque me preocupa la nueva situación política creada en mi pueblo a partir de las elecciones municipales, me preocupa la situación dejada por el gobierno del PP, los múltiples asunt

Jamás es la victoria el final.

Jamás es la victoria el final de algo, porque los finales suponen extinción… La victoria debe ser siempre el principio de lo que ha de venir. Y no es buena ni mala, porque una victoria hay que hacerla posible justo después de asirla entre las manos. No hay que tomarla, hay que compartirla y llenarla de responsabilidad, hay que gestionarla y hacerla subir a los hombros de todos. En la victoria deben buscarse cimientos de memoria que sean capaces de sujetarla, gentes cercanas que lucharon por ella sin poder degustarla, sentirla. (21:42 horas) El misterio solo sirve para sojuzgar. Patente es su función en el plano religioso como acumulador de masas adormecidas… terrible resulta en política, tanto en las propuestas totalitarias [el líder se esconde tras un velo opaco y crea una parahistoria que suele rozar lo místico] como en las perversiones democráticas [políticos votados por el pueblo que invocan a lo oscuro por simplicidad para doblegar al contrario]… y ridículo deviene en el arte y la

Un después que ya es ahora.

Los bejaranos otorgaron ayer por las urnas un mandato municipal de cuatro años a la candidatura encabezada por Cipriano González. Estoy contento por tal circunstancia. Cipriano y su equipo tienen ya lo suyo [de alegría por pasar a labores de gobierno, de dificultad por la herencia que van a recibir y de responsabilidad para gobernar de forma reflexiva, eficaz y para todos]. Y como tienen ya lo suyo, pues que yo prefiero dedicar hoy esta entrada a Ramón Hernández Garrido, al que imagino medio satisfecho en su dulce exilio lisboeta. Resulta que ayer brindé por Ramón y por mi madre en la sede de la Agrupación Socialista Bejarana justo cuando conocí el resultado de la última mesa escrutada, una del barrio de La Antigua, y lo hice porque ambos contienen esa impronta de los hermosos vencidos que tan estéticamente marcó L. Cohen en su libro del mismo título, una impronta que me llena de sugerencia y de sensaciones agridulces, pero, sobre todo, que me encanta como modelo de resistencia. El ‘va

Respuesta a un comentario anónimo de 'Censuralia'.

Ganó el Barça, pero no hay disoluciones de ‘yeles’ ni de odios, porque no va por ahí la cosa [vamos, que no preciso diluirme, pues ya lo hago en la palabra]. Primero hay que acotar netamente lo que es la expresión escrita y luego lo que supone el hecho manifiesto [sabiendo de forma neta que lo dicho guarda siempre una distancia indefinida con lo hecho]. A todo esto se le podría otorgar el nombre genérico de ‘reacción’, sin más. Uno reacciona ante los hechos manifiestos y lo hace en función de su capacidad crítica [poca o mucha y mala o buena], y tal ‘reacción’ se suele patentizar con más fuerza cuando llegan los días en los que el cambio puede hacerse efectivo. La ‘reacción’ siempre crece como respuesta a un estímulo, y a mí, lo siento, me estimulan sobremanera José María Aznar, Acebes y Zaplana… y también me estimulan demasiadas cosas, tan cercanas, que me afectan directamente en el monedero, en la vista, en el oído y en el tacto. Si ataco con ‘palabras’ es porque he padecido ‘hechos’