El escocés apareció por allí vestido de Mambrú y con una bolinga que conseguía romper todas las barreras idiomáticas, así que lo adoptamos y le dimos canchita, que el jodío se parecía a mi amigo Joselín, pero con falda... mientras, las chicas de la barra bailaban una suerte de ballet coral y el cámara local se quedaba con ellas para sacarlas cimbreándose en las dos pantallonas del recinto... fue entonces cuando el jodido escocés decidió casar a mi hermana y a mi cuñao por el rito de su clan, y se puso a cantar en gaélico escocés como un cuarto de hora para terminar gritando como un poseso “que se joda Inglaterra”, pero en inglés... fue entonces cuando se agotó mi copa y fui a pedir otra a la barra, pero me crucé con el fruterito Carril, que estaba cariñoso, y se empeñó en presentarme a todos sus colegas [a los que conozco de siempre, pero él se empeñó en presentármelos y en que nos abrazásemos todos]... cuando pensé que me había librado del grupillo, ¡zas!, otra vez el fruterito resa...