No creer es complicado, y me refiero a no creer por sistema, pues lo que llevaría un camino de facilidad por el camino de la confianza, se retuerce inexorablemente en un viaje de continuos recelos. Yo decido rápido en el asunto de dar crédito o no a cualquier causa o efecto, a cualquier persona o ente abstracto, pues siempre he entendido que en el camino de la duda –esta clase de duda, por supuesto– se pierde mucho más de lo que se gana. Así pues, un gesto, un color, un reflejo de lus, una sensación... me ponen de inmediato en un campo o en el de enfrente. Y, claro, me equivoco con mucha frecuencia, pero en mi equivocación está la senda por la que discurro, la del «yo» subjetivo. Creo o descreo a primera vista, y eso me da velocidad de respuesta y, por tanto, tiempo. También he aprendido a rectificar, y lo hago en la misma clave, con velocidad, sin pensar demasiado en las consecuencias. Y no me disgusta. (11:14 horas) Siento que debo hacer un elogio de la figura de José Luis Morante, p...
Bitácora de Luis Felipe Comendador