Terminé con “Rayuela” [aunque no la he dejado aparcada, pues creo que consultaré sus páginas con frecuencia diaria] y con “Cien años de soledad” [creo que no volveré a abrirlo en mucho tiempo], y pillé mi ejemplar de “Pulp”, editado por Anagrama en 1996, cuando solo cinco vehementes sabían en España quién era Buk y lo que traía debajo del brazo [de su poesía no se conocía nada de nada por entonces]. Yo recordaba el libro como una novela dinámica que me despertó en su día simple curiosidad por el autor, una novela que recomendé con profusión durante unos meses a amigos y conocidos. “ Yo estaba sentado en mi oficina, mi contrato de alquiler había vencido y McKelvey estaba empezando los trámites para desahuciarme. Aquel día hacía un calor del demonio y el aire acondicionado se había roto. Una mosca se paseaba lentamente por encima de mi escritorio. Extendí el brazo con la palma de la mano abierta y la puse fuera de juego. Me estaba frotando la mano con la pernera derecha del pantalón cuan...
Bitácora de Luis Felipe Comendador