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Mostrando entradas de octubre 15, 2006

Filippo Tommaso Marinetti

Lo circunstancial acaba siendo siempre el fundamental argumento para un cambio profundo en mi personalidad. Lo tengo claro. Cualquier cosa o persona que me llega sin querer y sin buscarla, termina llevándome a planteamientos personales de cambio de dirección que, mirándolos con distancia, producen auténticos zig-zag en mi camino. Por ello he de ser cauto siempre, pero también receptivo, y debo aprender cada día más a sopesar el valor de lo circunstancial que me llega y las consecuencias de futuro que pueda acarrearme. (12:30 horas) Hoy es sábado y estoy dedicado de lleno a salvar un trabajo editorial para mi amigo Urceloy, una colección de plaquettes de los alumnos de su taller de poesía. Con un retraso patente, ordeno todo el material –ya tirado en máquinas– y dejo preparado todo para empezar a darle el remate el lunes por la mañana. El caso es que me ha sucedido como en otras muchas ocasiones, que lo que en la cabeza funciona con facilidad, en la práctica toma tintes caóticos y se ll

Elisaveta Bagriana

Hace unas semanas que mi amiga Belén Artuñedo me envió su último poemario inédito, y lo he silenciado hasta hoy en mi diario porque quería estar seguro de todo lo que me estaba removiendo adentro. Antes he de explicar que la poesía que mejor me llega es la que escriben las personas que conozco y a las que aprecio de verdad, aunque también debo decir que si no me gustan las composiciones, puedo ser bastante duro –no es más que otra señal de buena amistad... nunca otra cosa. El caso es que he leído el poemario de Belén media docena de veces y me he sorprendido a mí mismo volviendo a encontrar a Belencita en una voz que probablemente no sea enteramente la suya –cuando digo esto, me refiero a que por primera vez leo a una Belén que en algunos versos no habla de sí misma–. Pero al sentirla jugando en esa voz impostada, la noto mucho más madura y, sin duda alguna, tan poeta como siempre. El verso de Belén quiere ser ahora duro, pero termina siendo ahogado; es decir, la poetisa no puede evita

Imre Kertész

Suceda lo que suceda, amo a mis hijos sobre todas las cosas... y a mi mujerona. Y lo digo porque en mi milonga contradictoria estoy a muerte contra la comulgada idea de familia –«familia»–. A la mierda eso de aguantarse, mentirse, herirse poco a poco y dañarse hasta la destrucción por mantener esas formas de estar tan mingueras. Y a todo esto le sumo que no me gusta el sistema educativo, que odio a los políticos agresivos y agresores, que la sociedad no me da más que hostias en los ojos y en la cabeza y que cada día paso más de los caballos de la mayoría del personal –cercano o lejano–. Y por ello, con ello y desde ello, suceda lo que suceda, seguiré amando intensamente a mis hijos, a mi mujerona, a mi amigo Morante, a Belencita, a Urceloy, a Orihuela, a Dieguete F. Magdaleno, a los Antoñitos, a Abraham, a Albertote...

Ienăchiţă Văcărescu

Recibo mail MPDL de mal rollito y me da en la nariz que se alumbra un final que nos puede llevar a un bonito principio, pero no adelantaré asuntos que no deben adelantarse aún. Hago referencia a esta circunstancia porque me hace mucha gracia la forma que tenemos los humanos de llevar a nuestro carro de razón cualquier circunstancia que venga de un enfrentamiento de opiniones sobre hechos sucedidos de los que una parte sólo conoce de oídas mientras que la otra parte los ha padecido. Tomar decisiones sin haber pisado la calle y basándose sólo en los informes de tipos con el culo plano, es muy de esta sociedad absurda que se hace más caso de los informes que de las realidades. No he entendido nunca ese inflarse de pecho sin haber conocido el peso sobre las espaldas... En fin, que lo mismo el mundo debe ser así, aunque yo no lo pueda comprender. Y tampoco comprendo cómo algunos proyectos de implicación social y grupal terminan elevando el ego particular de una persona para adueñarse de los

Andrzej Kuśniewicz

Leo en la prensa del día que el arzobispado pucelano debe devolver una herencia –de Carmen y Mª Luisa Gómez del Peral– de veinticuatro millones de euros a sus herederos legales y que, al día de hoy, pasados tres años desde que pilló las pelas, ya se ha gastado la mitad. Llevada la cifra a pesetas, arroja el resultado de 14.400 kilitos de los de antes, por lo que los curas se han fundido en tres años la friolera de 7.200 millones de pelas. Me gustaría saber cómo, dónde y cuándo... porque entre las argucias legales aducidas por la secta está la de que la voluntad del propietario real del dinero –el que lo generó y acumuló en su día–, el finado José María de la Cuesta Maura, le indicaba en carta a su esposa que deseaba que todo el caudal fuera a parar a manos de los más necesitados. Lo bonito ahora sería que el señor arzobispo de Pucela hiciera demostración documental de que esos 7.200 kilos han ido a parar a manos de verdaderos necesitados... y yo creo que lo tiene chungo el colega con s