Ir al contenido principal

Ienăchiţă Văcărescu


Recibo mail MPDL de mal rollito y me da en la nariz que se alumbra un final que nos puede llevar a un bonito principio, pero no adelantaré asuntos que no deben adelantarse aún. Hago referencia a esta circunstancia porque me hace mucha gracia la forma que tenemos los humanos de llevar a nuestro carro de razón cualquier circunstancia que venga de un enfrentamiento de opiniones sobre hechos sucedidos de los que una parte sólo conoce de oídas mientras que la otra parte los ha padecido.
Tomar decisiones sin haber pisado la calle y basándose sólo en los informes de tipos con el culo plano, es muy de esta sociedad absurda que se hace más caso de los informes que de las realidades.
No he entendido nunca ese inflarse de pecho sin haber conocido el peso sobre las espaldas... En fin, que lo mismo el mundo debe ser así, aunque yo no lo pueda comprender. Y tampoco comprendo cómo algunos proyectos de implicación social y grupal terminan elevando el ego particular de una persona para adueñarse de los resultados que son fruto del trabajo de todos. Es también muy humano eso de echarse mieles... pero hay que calibrar el daño que se hace cuando no se saben medir las palabras.
(15:44 horas) Esa mirada pasó sin querer, sucedió, la olvidé al instante... y ahora vuelve con nitidez a concretarse en la soledad. No sé quién era y nunca había reparado en ese rostro –y menos en esa mirada–, pero ahora vive conmigo, se presenta constantemente en mi cabeza como una pregunta... Me sucede tantas veces esto... recordar un gesto de alguien que simplemente pasó a mi lado y cruzamos la mirada sin saber por qué ni para qué, sin conocer lo que andaba procesando el pensamiento en nuestras cabezas... quizás sea en ese territorio donde viven las historias intensas, quizás sea allí.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj