Hoy, después de colocar los restos del naufragio mercadillero de ayer, me pregunté de pronto cómo será morir mientras hacía esa cuenta de años que te indica que empiezas a estar en esa cuerda floja mantenida en un extremo por el descenso físico y en otro extremo por el cansancio y la puñetera ataraxia. ¿Cómo cojones será morir? , me dije, si persisto en respirar a la vez que me fumo hasta los papeles de escribir, si no me quiero ir porque me falta tiempo para 'ser' lo que quiero 'hacer', si estoy llegando a una plétora de entendimiento que precisa meses y años para consumarse en los hechos precisos. ¿Cómo será morir dejando pendientes tantas cosas que quedan por hacer y deshacer? , me dije. Sé con certeza que no me da miedo la muerte (aunque solo pido que no duela) porque mi vida ha sido y es intensa, porque soy consciente de cada bocanada nueva de aire y la aprecio tanto que sé gastarla con ganas, porque intento cada segundo darle sentido a la vida, porque me agoto de...
Bitácora de Luis Felipe Comendador