Ir al contenido principal

Con Aníbal Núñez a Zamora.


CONVOCATORIA
Si mañana andas por Zamora, lo mismo podemos vernos y charlar un ratito delante de unas cañas.
Participo en una mesa redonda sobre el poeta Aníbal Núñez, y lo hago junto a Aníbal Lozano, Fernándo Rodríguez de la Flor y Tomás Sánchez Santiago. El acto tendrá lugar en la Biblioteca Pública del Estado, sita en la zamorana Plaza de Claudio Moyano. Comenzaremos a las 20:00 horas en el salón de actos.
•••

Fin de semana marcado por lo literario, con Marino González Montero [de editorial La Luna] pillando su libro recién hecho en mis talleres y a la sombra de mi adorada colección ‘Libros del consuelo’ [su historia de muertos divinamente egregios lleva por título ‘Sedah Street’ y es un lujo, que lo juro… ya estáis pidiéndolo en vuestra librería molona]… viaje a Zamora con mi querido Fernando y su señora y visita findesemanera de Jesusote Urceloy y Marisol [le encargué a mi Urce que me busque en su Madrí el último título de Woody Allen].
Así que no pararé durante estos días, a mayores de que me he metido en la lectura de ‘Los gozos de la vista’ de Dámaso Alonso [esta vez sin ese Madrid del millón de muertos].
(15:27 horas) No es fácil sentirse solo a veces, aunque la soledad es imposible, ya que siempre andan conmigo el chaval de diecisiete años que vivió la Salamanca tardofascista, el zorolo que se metió a concejal de urbanismo en el ayuntamiento bejarano, el amante imperfecto que preparaba encuentros [siempre fallidos] con las más bellas mujeres de su tiempo, el poeta perdulario que comió un cocidito con Pepe Hierro en su bar madrileño, el pintorcete frustrado o el aprendiz de biólogo que escuchaba extasiado al profesor Galán en sus clases de genética.
No es fácil sentirse solo, decía, a pesar de que la apetencia más común pinta siempre por ese camino, sobre todo para ocultarse a la mirada de ese monstruo global que se llama ‘propaganda’ y que ha hecho de todo lo existente su campo de trabajo.
Ya hace tiempo que tomé consciencia de ese estado general de anonadamiento que se ha posado sobre la masa y no se me ocurre otra cosa que huir y buscar refugio en la soledad. No tengo soluciones, no sé encontrarlas, aunque las busco desesperadamente, y por ello me conformo con sobrevivir en lo que he sido, sin más.
(19:18 horas) Me molesta mucho hacer el gesto de meterme en la cama y que la luz no esté apagada o que alguien la encienda en ese punto… me molesta que me interrumpan cuando estoy hablando con alguien… me molesta que una mujer guapa me mire a los ojos… me jode freír los filetes a la una y sacar los cacharros del lavavajillas… me molesta ver una peli con la luz encendida… me hunde tener que hacer las camas… me mata estar con zapatos en casa… no soporto el tacto del jabón sólido en mis manos… me jode hablar por teléfono… aborrezco la cebolla en todas sus presentaciones… no me gusta nada orinar de pie… me hunden las toallas aromatizadas con ese jodido olor a suavizante… no me gusta tender la ropa en el balcón, y menos recogerla… no soporto a los obreros de derechas ni a los izquierdosos ramplones… no creo en que el hombre sea capaz de acabar con el mundo [quizás sí con el suyo/nuestro]… no aguanto la poesía buena de tipos que fueron como Valente… no puedo tragar con los poetas/críticos [de poesía, se entiende]… me dan náuseas los aduladores… no aguanto a los cristianos viejos ni a los que hacen seis días más de ramadán [conozco a algunos de ambas clases]… no soporto pisar el suelo recien fregado… huyo del olor a insecticida… me mosquea la poesía jovencísima… no me gusta que caiga un sol de justicia y yo esté debajo… odio las multitudes… me asquea el olor a alcohol igual que el sabor de güisqui… me encienden los que hablan con magisterio del vino… tengo terror a poner bombillas o a intentar arreglar enchufes… no congenio con la mayoría de los novelistas españoles… no me gusta ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’… le tengo manía a un montón de palabras… me jode un montón estar junto a tipos huraños y agarrados… tengo un miedo cerval a los payasos desde niño…
¿A que soy un tío raro?
De FUMADORAS

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj