Ir al contenido principal

Buscando destino...




Mientras el impudoroso Juancarleras se machacaba la cadera y el fémur cazando elefantes, Rajoy le prometía al primer ministro polaco que estará en el palco de la final de la Copa de Europa de Fútbol, uno de sus adláteres avisaba a los funcionarios de que se acabaron los cafelitos y leer el periódico,  otro (extertuliano listísimo) va a dar la cara para quitarle el 40 % del presupuesto a la educación de nuestros hijos... y el Duque de Palma se frota las manos porque estas cosillas de nada van tapando su mierda... y, coño, ahora que me acuerdo, mi madre también se rompió la cadera y el fémur hace unas semanas... y tuvo que esperar 6 largos días de dolores a entrar en quirófano (eso jode por comparación, que mi madre es mi madre y Juancar es un mero conocimiento)... esto nuestro es como la cueva de Alí Babá... tipos que nos dicen que vivimos por encima de nuestras posibilidades, cuando la jodida realidad es que son ellos los que viven muy por encima de nuestras posibilidades (que somos los que ponemos la pasta)... y es que en política y realeza no hay ni un puñetero ejemplar capaz de representarme a mí... ¿cómo coños me va a representar un tipejo o una tipeja que no sabe lo que es no llegar a mitad de mes, que no tienen ni idea de lo que supone no poder pagar una nómina a sus empleados, que jamás sabrán lo que es un embargo de Hacienda por impago de un impuesto (el cabrón del IVA) no cobrado a un moroso?... ¿cómo me van a representar a mí tipos que cobran veinte veces más que yo, que viven mil veces mejor que yo y que no saben ni lo que cuesta un kilo de patatas en el mercado...?... ¡A la mierda con ellos!
El problema es que al lado de cada uno de nosotros hay diez obreros de derechas y quince meapilas... tipos sojuzgados y sumisos que los apoyan y los levantan, que los llevan en andas y lloran como fans cuando los ven por la tele... de ellos es la culpa de todo lo que sucede, fundamentalmente de ellos, que los votan y los defienden por no sé qué saprofitismo absurdo.
Este país, colegas, está para huir ya mismo de él y que se mueran de asco y miseria todos los que contemporizan un día sí y otro también.
Yo estoy buscando destino.



Comentarios

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj