Sí, no valgo nada, como las cosas pasajeras que hago, como el trabajo absurdo que realizo con esta falta de medios y de manos que ahora sufro... no valgo en nada, para nada, sobre nada, entre nada... ni para nadie... pero no soy imbécil, ni un tontito de baba... sé lo que hago y cómo lo hago y por qué lo hago y para qué lo hago... conozco la diferencia entre lo brillante y lo mediocre... y me molesta mucho que lo mediocre pida brillo y a bajo precio con exigencia y regateo... sé que lo que hago no vale nada, pero me jode que desde la mediocridad se recrimine mi falta de valor... ¿acaso lo mediocre, si yo soy capaz de ponerle brillo, dejará de ser mediocre?... al final ése debiera ser mi trabajo, un trabajo para la mentira, para vestir al monstruo con gasas y seda para que parezca menos monstruoso y llegue así a parecer solo ridículo... mi trabajo es una mierda, como todos los trabajos, y ya me cansa este tráfago de asuntos vacíos que hay que maquillar, ya me cansa ser el inútil siempre, el incapaz de conseguir lo que no consigue quien me contrata... mi trabajo es una mierda, entre otras cosas, porque trabajo sobre escombros de otros, con escombros de otros y entre escombros de otros... y también porque no valgo nada.
Sí, no valgo nada de nada... y dedico mi tiempo a perderlo en asuntos que ni me rozan, ni me gustan, ni me animan, ni me hacen crecer... soy como el maestrito que de tanto ver escrito ‘había’ como ‘avia’, termina dudando de cómo es la forma correcta de escribir ese tiempo verbal... y termina retrocediendo en su conocimiento y ahogándose.
Son malos tiempos para todo... sobre todo para las ganas de pagar este trabajo de esbirro que yo hago, este trabajo hecho solo para agradar al primer golpe de vista... lo único que me alegra ahora es haber decidido publicar mi último poemario de la forma más humilde, sin decorados absurdos ni papeles de pura glosa, desnudo, como deben hacerse las cosas, como deben presentarse los impulsos creativos a los demás, sin máscaras ni engaños, a pelo, a purito pelo... y si no vale nada, pues no se han perdido recursos ni el tiempo de un decorador intentando una magia inexistente.
Hoy me acuerdo de Josetxo más que nunca... y de mi amigo Hugo, también de mi amigo Hugo.
Yo tengo tu poemario en edición de lujo. Y cualquiera que lo tenga, también.
ResponderEliminarQue la mediocridad no te haga creer que formas parte de ella, Pipe. El aceite y el agua se tocan, pero no se mezclan ni queriendo.
Ya vale, LF, YA ESTÁ BIEN de decir tanta gilipollez, que al final te lo vas a creer. Qué querencia estás cogiendo, coño, con lo que tú vales!
ResponderEliminarPor cierto, quiero tu poemario...cómo y dónde lo consigo? -aunque hasta el mes q viene no lo compraré-.
Que se le quiere mucho, Sr. Comendador. Besoss.